Trasplante de Bonsáis en verano

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ficus bonsái

Los Bonsáis son plantas de gran porte, arbustos y árboles principalmente, que mediante determinadas técnicas culturales como son las podas y los pinzados se consigue que su parte aérea sea reducida y compacta.

En cuanto a su sistema radicular, también se trabaja prácticamente cada año, dejando las raíces más gruesas como medio de anclaje y sujeción de la planta… y estimulando la emisión de raíces pequeñas que son en realidad las responsables de la captación de agua y nutrientes del suelo.

Es fundamental que esta capa de finas raíces esté sana y se renueve con cierta periodicidad ya que en el tiempo, estas pierden su función activa en la nutrición para pasar a formar parte de fijación física de la planta.

Cómo árboles o arbustos que son en su mayoría los bonsáis, debemos tener la precaución de elegir correctamente el momento adecuado para su trasplante. Este trasplante no tiene que ser necesariamente a una tarrina mayor, casi siempre es sobre una igual o similar a la que tiene en esos momentos ya que el objetivo de esta técnica es la renovación de sus sistema radicular.

En esta ocasión hablaremos del trasplante de bonsáis en verano. Como término genérico, hacemos hincapié en aspectos generales ya que cada especie tiene sus particularidades.

El trasplante de bonsáis en verano está indicado para las especies tropicales y subtropicales puesto que necesitan más temperatura para crecer. Un ejemplo de ellas son los Ficus, el Aligustre, la Carmona… la mayoría de las especies son árboles de hoja perenne.

Para el trasplante, dejaremos primero que los bonsáis desarrollen un poco más su sistema foliar, que se espiguen ligeramente. Con ello conseguiremos que se robustezcan notablemente.

Durante el trasplante recortaremos el perímetro de sus raíces. Aquí no hay una medida estándar (un 20, 30% por ejemplo), sino que cada planta, incluso siendo de la misma especie, tiene su particularidad.

Salvo que queramos aprovechar la ocasión para trabajar la estética de su tronco y raíces principales, recortaremos todo el perímetro del cepellón unos centímetros. Aprovecharemos para limpiar la parte superior del cepellón si vemos que tiene acumulada muchas sales por malos riegos.

Una vez podadas sus raíces, procederemos a podar también sus ramas, eliminar gran parte de sus hojas e incluso, eliminarlas por completo.

Con ello, conseguiremos varias cosas. Una es restablecer el equilibrio entre la parte aérea y radicular, evitando desequilibrios producidos por deshidratación ya que la planta traspiraría más que humedad puede recuperar del suelo. Otra es sanear la parte aérea eliminando hojas y ramas mal orientadas y dañadas. Y otra es conseguir que las nuevas hojas crezcan con un tamaño más reducido y así más proporcionado al aspecto total del bonsái.

Según las características del bonsái, pondremos en el interior de la tarrina una fina capa de drenaje, unas rejillas sobre los agujeros de la misma para evitar la salida del sustrato… y procederemos al trasplante propiamente dicho. Para ello utilizaremos un sustrato especial para Bonsáis.

Pondremos una fina capa en la base, rellenaremos el perímetro y parte superior si hemos rebajado el cepellón por esta zona.

Durante los primeros días o semanas, evitaremos exponer nuestro Bonsái a temperaturas extremas y sol directo, cuidaremos el riego para que no le falte humedad… y con estos cuidados lo veremos brotar con mucho más vigor que lo hacía anteriormente.

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