Existen miles de tipos de té si entendemos por tipos todos aquellos que nos proporcionan infusiones con distinto sabor y aroma. Si bien podemos concretar cuatro como principales (blanco, verde, rojo y negro), a ellos hay que sumarles las variedades, procedencia, método de manipulación y envasado, mezclas con otros componentes como pétalos de flores, especias, cortezas de frutos, etc. Podemos decir que más de cinco mil años de antigüedad dan mucho de sí.
Independientemente de los tipos de té que puedan existir y al margen de mayores o menores propiedades en cada uno de ellos, todos ellos poseen grandes propiedades para la salud. Estudios al respecto coinciden en que su consumo regular puede reducir la incidencia de una variedad de cánceres, incluyendo el de colon, páncreas y estómago.
Todos los tipos de té no tienen los mismos efectos ni son igual de apropiados para obtener ciertos beneficios. Por ello existe, sobre todo la cultura de medicina tradicional china en la que a modo de fórmulas magistrales se prescriben uno u otro tipo. Estimular la visión, refrescar la mente, eliminar toxinas, fortalecer los dientes, etc. son ejemplos en el que el Té está presente como tratamiento.
Volviendo a los cuatro tipos de té, el blanco es el que se produce en menor cantidad y este es uno de los factores por el que tiene el precio más elevado. Los principales exportadores son China y Sri Lanka. Sólo se recolectan yemas nuevas y antes de que se abran. Su principal característica es la alta capacidad antioxidante.
El Té verde tiene la característica de que el peso seco de una hoja, un 30% son polifenoles. Para su elaboración se dejan secar las hojas recién cogidas y seguidamente se les aplica un tratamiento de calor para detener la fermentación y evitar la descomposición de estas hojas. Después se extienden y se secan para evitar cualquier fermentación. Entre sus propiedades está el buen complemento dietético debido a su alto contenido en Xantinas (teína, cafeína…) y polifenoles (catequinas) que disminuye el colesterol y los triglicéridos, protege contra la arteriosclerosis, disminuye el riesgo cardiovascular, la grasa corporal y regula el nivel de insulina en sangre.
El Té negro tiene un contenido de polifenoles del 10% sobre peso en hoja. El método de elaboración incluye cuatro pasos: el marchitamiento para flexibilizar la hoja y poder enrollarla sin que se rompa, el enrollado para romper las células y facilitar las reacciones químicas de la fermentación, la fermentación que lo convierte en té negro, y el secado para detener la fermentación en el momento deseado.
Este tipo de Té es el más aromático y ayuda a la relajación de los vasos sanguíneos, debido a su contenido en flavonoides y colabora en la no oxidación del colesterol “bueno”.
El Té rojo es un tipo semifermentado a mitad de camino entre el té blanco y el té negro, y en realidad se obtiene por recolección de las hojas del árbol Camelia Sinensis. A estas se les aplica un breve secado al aire libre, para después pasar a un secado en una habitación cerrada.
Su color entre marrón y pardo rojizo le hace característico y tiene un sabor bastante suave y con mayores propiedades aromáticas que el resto debido a la fermentación de los polifenoles para dar numerosos compuestos aromáticos.
Entre sus propiedades es antioxidante, protector del sistema cardiovascular y prevención del cáncer.
Todos los tipos de té, en mayor o menos cantidad, poseen componentes minerales como el sodio, potasio, níquel, cobre, hierro, silicio, aluminio, magnesio, fósforo y calcio. También poseen presencia de vitaminas del tipo A, B, C, E y P. Sin olvidar sus componentes más conocidos: la teína o cafeína.
me parece que no deberimos hablar de fermentacion en el te pues nohay levaduras que la produzcan y si de oxidacion. es una opinion y se puede debatir ,claro
Hola.
Donde puedo conseguir semillas de la planta de te verde. Vivo en Caracas, Venezuela.
Gracias