Su nombre científico o latino es Rudbeckia fulgida aunque se le llama de forma común simplemente Rudbeckia. Pertenece a la familia de las Asteráceas y esta especie es originaria del Suroeste de Norteamérica.
La Rudbeckia fulgida es una planta anual utilizada como planta de temporada en jardinería, sobre todo para crear bordes o macizos de color gracias a sus abundantes flores. Se cultiva profesionalmente en macetas de unos 13 centímetros de diámetro.
Es una herbácea perenne que generalmente emite estolones para su propagación vegetativa. Sus tallos son vellosos.
Sus hojas son alternas, enteras, lanceoladas o cordadas. Mientras que sus hojas basales son largamente pecioladas, las superiores son casi sésiles.
La Rudbeckia fulgida se multiplica fácilmente por semillas y se puede sembrar en el Hemisferio norte y con clima de inviernos suaves entre los meses de diciembre a abril. Tiene una germinación rápida de un par de semanas a una temperatura de unos 16ºC.
Su época de floración es a partir de abril, prolongándose durante todo el verano hasta mediados de otoño. Sus flores son muy parecidas a las de la margarita, por lo tanto se trata de inflorescencia en capítulo, largamente pedunculada de flores flosculosas pardo-oscuras o purpúreas.
Su floración es muy abundante y para prolongarla, debemos ir retirando las flores marchitas durante todo el período de floración.
Su exposición en el jardín es a pleno sol, teniendo en cuenta que también pueden estar en macetas y jardineras.
Una vez bien arraigadas, la Rudbeckia fulgida tolera bastante bien las sequías, aunque agradecen riegos frecuentes cuando los suelos drenan en exceso. Tolera bien los suelos pobres.
El marco de plantación es de 30 a 50 centímetros entre plantas, teniendo en cuenta que estas pueden alcanzar hasta el metro de altura.