Quercus coccifera

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Planta de Quercus coccifera con bellotas

Hasta hace poco tiempo, del Quercus coccifera se extraía de su corteza, rica en taninos, que se usaba como tintes para curtir las pieles y el teñir las lanas de negro. También, de sus agallas que se forman en sus hojas provocadas por las picaduras de los insectos, se obtenía un colorante natural de color rojo.

Hoy, el Quercus coccifera goza de un gran valor paisajístico, siendo una de las especies más importantes en la región mediterránea. Un árbol adaptado a climas secos y cálidos, capaz de crecer en suelos pobres y de baja fertilidad, factores que lo hacen ser una especie muy válida para la restauración de suelos degradados y su uso en xerojardinería, especialmente en proyectos paisajísticos.

En su hábitat natural es común encontrarlo en zonas de matorral y monte mediterráneo. Pero en paisajismo, por las cualidades que hemos avanzado, es ideal para su uso en jardines de bajo mantenimiento. Sus cuidados son mínimos y puede plantarse en espacios relativamente reducidos. Con ellos se pueden crear setos, barreras que delimiten zonas, e incluso para crear cortavientos naturales, gracias a su denso y resistente follaje.

La coscoja.

Esta planta, de alto valor ecológico y cultural, tiene como nombre científico Quercus coccifera, aunque popularmente se le denomina coscoja, carrasquilla, chaparro o matarrubia. Es originario de la región mediterránea, principalmente en su parte occidental, y pertenece a la familia Fagaceae.

El Quercus coccifera, la coscoja, es un arbusto o pequeño arbolillo de tronco tortuoso, corteza grisácea y lisa, muy ramificada, que alcanza una altura comprendida entre los tres y seis metros de altura, aunque en ocasiones algo más.

Capaz de crecer sobre todo tipo de suelos, aunque prefiere los calizos, apareciendo de forma silvestre sobre las laderas secas y soleadas, formando parte importante de los matorrales altos que sustituyen a los encinares quemados, talados o degradados, a los que a veces da nombre: coscojales o garrigas.

Por su rusticidad le es indiferente la naturaleza química del suelo y es amante de climas cálidos. Soporta muy bien las sequías estivales.

Sus hojas son perennes y totalmente glabras en estado adulto, verdes y lustrosas en el haz y verde claro o amarillentas en el envés. Con un tamaño de 1,5 a 5 por 1 a 2,5 centímetros, poseen un peciolo corto y coriáceo. Tienen forma de oblongas a ovado-lanceoladas, con borde ondulado con dientes agudos y espinosos.

Sus flores son poco vistosas y una vez fecundadas se transforman en un fruto llamado bellota, de sabor amargo. Su floración se produce de marzo a mayo en España, fructificando en el verano-otoño del segundo año.

El Quercus coccifera comparte hábitat con otras especies típicas de clima templado seco y semiárido como el Quercus rotundifolia, la Pistacia lentiscus, el Chamaerops humilis, Rhamnus oleoides, espino negro, acebuche, etc.

Se puede establecer en alturas entre los 0 a 1.000 metros en la región Mediterránea, principalmente occidental. Mitades Este y Sur de la Península Ibérica. Es raro encontrar a esta planta en el resto.

El fruto del Quercus coccifera es de tamaño relativamente grande (15 a 30 por 8 a 20 milímetros) y se denomina bellota, es dura y rígida, de color castaña cuando madura y posee una cubierta lustrosa y coriácea, rodeada en la base por una cúpula cornea de escamas de ápice recurvado, patentes y rígidas.

Las semillas del Quercus coccifera están cubiertas de una telilla parduzca, que se separa en dos mitades (cotiledones) longitudinalmente.

Siembra de semillas de Quercus coccifera.

Para su siembra se recomienda la limpieza de la semilla mediante la eliminación de las cúpulas por cribado y aventado, flotación. Las semillas son recalcitrantes, por lo que su conservación nunca debe ser prolongada, y guardada siempre en ambiente frío y húmedo.

Para favorecer la germinación de las semillas de Quercus coccifera se recomiendan tratamientos pregerminativos. Para ello se puede hacer:

  • Poner durante 24 horas las bellotas en remojo, sobre sustrato de arena y papel, a temperatura de 20 °C con lo que se consiguen resultados del 65% al 68%.
  • Remojar las semillas durante 48 horas.

La germinación del Quercus coccifera es hipogea, con plántulas de 5 a 6 centímetros, con hojas primordiales elípticas de bordes dentados y color verde rojizo.

La siembra en vivero suele hacerse en otoño con semillas recién recolectadas o en primavera con semilla estratificada en arena húmeda o turba húmeda durante 30 a 60 días a 0 o 2 °C.

La germinación del Quercus coccifera se produce durante las 4-6 semanas siguientes a la siembra.

El cultivo se realiza en bandejas forestales de alvéolos de 300 centímetros cúbicos por alvéolo, obteniéndose un tamaño final para su venta, en este formato, de 10 a 15 centímetros de altura.

Las semillas o bellotas de Quercus coccifera pueden ser consumidas por cabras y otras especies, como el cerdo, si bien son muy amargas y astringentes. Tostadas se han utilizado para sustituir el café y picadas se han usado para enmascarar el adulterar los vinos.

El Quercus coccifera en jardinería.

Por su naturaleza, el Quercus coccifera se emplea en restauración paisajística, pero también tiene una utilizada en jardinería y paisajismo por su belleza y resistencia.

  • El Quercus coccifera puede plantarse como elemento decorativo para agregar interés visual a un jardín o paisaje.
  • Como planta de borde de áreas por su tamaño compacto para crear una pantalla natural.
  • También como planta de cobertura de espacios, gracias a la densidad de su follaje y su capacidad para crecer en suelos pobres, lo hacen ideal, en especial en terrenos con escasez de riegos.
  • Como planta en macetas o contenedor, también puede crecer bien, lo que lo hace ideal para aquellos que tienen un espacio limitado.

Destacar, que cuando se planta en maceta o contenedor, siempre puede ser trasplantado en el monte cuando alcanza un tamaño inapropiado para el recipiente donde crece.

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