Seis años nada menos que empleó el agricultor chino Hao Xianzhang en pruebas para perfeccionar un método de cultivo que le permitiera lograr que sus perales produjesen peras con la forma de Buda. Eso sí, con la ayuda de materiales y su buen hacer.
De entrada hay consumidores que cuando se encuentran ante estas peras con forma de Buda piensan que son un milagro religioso o como mucho fruto del azar en la Naturaleza. Y nada más lejos de ello, simplemente es fruto del esfuerzo, paciencia e ingenio de Hao Xianzhang.
El cómo lo consiguió es mediante el desarrollo de moldes de plástico transparente, que colocados alrededor de la pera cuando esta apenas empieza a crecer., esta es obligada a hacerlo dentro del molde e ir adoptando la curiosa forma de Buda.
Hablar de moldes de plástico tal cual es un atrevimiento de simpleza en el que no queremos caer, ya que si bien es este material el empleado, estamos seguros que en su fabricación incluyen sustancias aditivas que le proporcionan las cualidades adecuadas para conseguir los resultados esperados. Debe de ser transparente para que pasen los rayos del sol hasta la fruta, no tanto para evitar quemaduras directas del sol, también con cierta flexibilidad para evitar el estrangulamiento del fruto a la vez que lo moldea, y transpirable ya que como fruto vivo mantiene un intercambio gaseoso con su exterior inmediato.
El resultado son peras con forma de Buda totalmente comestibles, el sabor idéntico al de una pera tradicional y para comerlas, además de encontrarlas habrá que pagar un poco más que por sus tradicionales hermanas.
Esta idea de utilizar moldes para crear frutas con distintas formas en realidad no es nueva. Por ejemplo, hace unos años aparecieron en Japón sandías completamente cúbicas y van destinadas a un consumidor muy selecto que además está dispuesto a pagar mucho por ellas.