Un aspecto interesante a tener muy en cuenta es que la jardinería, queramos o no, está directamente relacionada con la agricultura. Casi podemos decir… para los elitistas, que es una ‘agricultura de diseño‘. Así se entiende que una inmensa cantidad de productos destinados al desarrollo, cuidado y mantenimiento de la jardinería, son fabricados por las mismas empresas que operan profesionalmente en el mercado de la producción agrícola.
Y como ejemplo, un botón: las mallas agrícolas en jardinería.
Las hay orientadas a ser utilizadas en jardinería como mallas antihierba, mallas de sombreo, mallas de ocultación, mallas cortavientos… y una de sus últimas variantes: Mallas para evitar ensuciar las plazas de los pueblos.
En ocasiones, la elección del arbolado urbano, con sus ventajas e inconvenientes, obliga a decidirse por una u otra especie, aún sabiendo que existe un inconveniente con el que nos vemos obligados a convivir. En este caso y como ejemplo podemos hablar del Ficus nítida, que en épocas de fructificación, sus frutos pueden ser molestos para los transeúntes ya que al caer al suelo pueden favorecer los resbalones involuntarios.
Como solución, hay quien utiliza las mallas de sombreo de color verde, que colocadas adecuadamente sobre la base de las grandes copas de los Ficus nítida, recogen tanto las hojas secas como los frutos maduros, impidiendo que todo caiga directamente al suelo. En su mantenimiento, en determinadas fechas, los equipos responsables de su cuidado, retiran parte de estas mallas para recoger el material acumulado en ellas.
Como dirían algunos: no es muy estético pero sí muy funcional.