Los aficionados al mundo del estanque, les asignan diferentes nombres según los criterios utilizados o elementos predominantes en ellos: estanques naturales, estanques formales, estanques koi, estanques carassius (goldfish), estanques apisonados, estanques pre-fabricados, estanques de lona, estanques de cemento… en esta ocasión nos centramos en los estanques informales.
Los estanques informales obedecen a una clasificación basada según su estilo. En ellos abundan tanto las plantas como los peces. Al contrario de lo que sucede en los llamados estanques formales, donde su existencia es mínima y se tiende a jugar más con el movimiento del agua.
Los estanques informales suelen ser muy divertidos, en especial para los verdaderos entusiastas de los estanques. En ellos se pueden cultivar un gran número de plantas sin preocuparse en exceso de los aspectos del conjunto… ni siquiera de su simetría. Estos tienden a imitar a la naturaleza y son en los que prácticamente “todo vale”, creando un atractivo e inteligente caos.
Prácticamente en la totalidad de ellos, su diseño es de forma irregular, aunque se encuentran integrados en el jardín. Así, comparten elementos y recursos del tipo bordes de obras o pavimentación del entorno.
A primera vista, todo apunta a que los estanques informales son muy fáciles de crear y mantener, siendo la realidad muy distinta. En este tipo de estanque hay que poner prácticamente todos los sentidos en su planificación y elección de las especies a incorporar. Sólo así podremos crear esta sensación de informalidad con el trasfondo de la funcionalidad.
De hecho, su mantenimiento debe de ser minucioso y periódico ya que el resultado bien vale la pena. Con la adecuada elección, tanto de peces como de plantas, conseguiremos crear ecosistemas de gran valor y belleza paisajística.
Los grandes estanques informales están construidos en base de grandes curvas y con una elección adecuada de las plantas acuáticas.