Es muy importante que los logopedas, en su formación contínua, incorporen y consideren cada vez más los estudios dietéticas y de nutrición en relación a las patologías que atienden y concretamente a las relacionadas con la voz.
Esta es una de las conclusiones que resalta Mª Teresa Estellés Puchol (Diplomada universitaria en enfermería. Logopeda. Presidenta de la Asociación de Logopedas de España. Directora de los centros de rehabilitación del lenguaje Ortofón en Valencia y Castellón. Secretaria de la F.I.V.C.H.), en su artículo La voz y la alimentación: Somos lo que comemos.
En él matiza que todos hemos oído repetidas veces y en muchas ocasiones: “somos lo que comemos”. En este artículo quiere reflejar algunos conceptos que los logopedas deben tener claros en cuanto a la incidencia que los alimentos tienen en nuestra voz. Un correcto equilibrio ácido –alcalino es fundamental para la vida y conveniente para la voz, la alteración del pH (unidad de medida del grado de acidez o alcalinidad) incide con mucha frecuencia en las alteraciones de la voz. Denominaremos acidosis al aumento de acidez y alcalosis al aumento de alcalinidad. El equilibro entre el ácido y el alcalino está determinado por el pH que deberá ser de 7, en una escala de 0 a 14.
¿Qué motivos pueden ocasionar los desequilibrios del pH?
Los motivos pueden ser varios, pero los principales son los hábitos que tengamos en cuanto a la alimentación, el estado anímico y el físico. Con frecuencia cuando preguntamos a los pacientes por sus hábitos de alimentación, nos encontramos con dietas muy ricas en productos ácidos y pobre en alcalinos. En relación a su estado anímico refieren estrés, tensión muscular, alteración del sueño y fatiga. En su comportamiento habitual relatan sedentarismo, incorrecta ventilación pulmonar, contaminación de aire y esfuerzo intelectual. Todo ello dificulta que la sangre tenga una corriente de sustancias alcalinas que puedan neutralizar los ácidos.
¿Cómo podemos apreciar el déficit de alcalinos o el exceso de ácidos?
Las principales manifestaciones podemos apreciarlas de forma muy simple. En un déficit muy severo de alcalinos se puede llegar a la auto intoxicación del organismo, también se puede llegar a una desmineralización del cuerpo ya que ha tenido que quitarle de los tejidos los elementos minerales para protegerse. Por debajo de un pH de 5 puede manifestarse con cálculos biliares y renales por formación de depósitos. Y lo más importante, la disminución de defensas que el organismo presenta ante la agresión de los ácidos, llegando a describir numerosos autores como la causa de malignización de algunas células que pueden vivir sin oxígeno. El exceso de ácido en la voz, es el enemigo más grande que tenemos ya que no sólo produce la sequedad de las mucosas faringe y laringe sino que en muchas ocasiones, actúa como cáustico en la mucosa de los pliegues vocales.
¿Dentro de los alimentos ácidos hay buenos y perjudiciales?
Sí, entre los recomendables ácidos encontramos, el fumárico, de excelentes propiedades antioxidantes, defensor de la actividad digestiva por disminuir la bacterias patógenas del intestino. Es un gran regulador del pH y potencia la acción antimicrobiana, se utiliza como aditivo. El ácido tartárico que encontramos en la levadura, el zumo de uva, también es muy recomendable entre otras cosas porque es de eliminación rápida y de difícil absorción.
El ácido málico que se encuentra en el membrillo, la uva, las manzanas y cerezas es muy bueno. Se emplea en la industria farmacéutica para la fabricación de laxantes y en la industria para la elaboración de los vinos con el fin de reducir la acidez.
El ácido cítrico encontrado en el limón, la naranja, el pomelo que muchas veces se utilizan para la acidez estomacal, como por ejemplo el limón. Todos ellos son ácidos orgánicos que una vez metabolizados en el organismo se reúnen y combinan con minerales como el potasio, sodio, calcio y dan lugar a las sales minerales tan necesarias para las funciones cognitiva y físicas del individuo. Entre los ácidos que son menos beneficiosos encontramos el oxálico que se encuentra en las espinacas, acelgas, remolacha, ya que impiden la absorción del calcio y puede dañar la función renal.
El ácido benzoico que se encuentra en frutas como las ciruelas y está contraindicado en algunas patologías como el reumatismo y gota.
El tánico que podemos encontrar en algunos vinos, café, té negro, frutas verdes dificultan la digestión de las proteínas y algunos autores lo asocian a algunos tipos de cáncer como el de colon. Cabe destacar que la desintegración de células animales presentes en las carnes deja residuos tóxicos y ácidos. En él, Mª Teresa Estellés hace una relación de alimentos alcalinos entre los que se encuentra:
- Hortícolas: Ajo, Espárragos, Vegetales fermentados, Berros, Brócoli, Coles de Bruselas, Col, Zanahorias, Coliflor, Apio, Acelga, Pepino, Berenjena, Col Rizada, Lechuga, Cebollas, Chirivías (altos en glicemia), Pimientos, Calabaza…
- Frutas: Manzana, Aguacate, Plátano (alto en glicemia), Melón, Cerezas, Grosellas, Dátiles, Higos, Uvas, Lima, Nectarina, Naranja, Limón, Melocotón, Pera, Piña, todas las moras, Mandarina, Frutas tropicales, Sandía…
- Otros: Polen de Abeja, Lecitina Granulada, Té Verde, Té de Hierbas, Té de Diente de León, Té de Ginseng, Té Banchi… Stevia, Azúcar no refinado, Canela, Curry, Jengibre, Mostaza, Chile en Polvo… así como vegetales orientales del tipo, Maitake, Daikon, Raíz de Diente de León, Shitake, Kombu, Reishi, Umeboshi, Wakame, etc.
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