Entre los cuidados que realizamos a nuestras plantas en el jardín se encuentra el riego. Y si nos damos cuenta, podemos regar nuestras plantas de muchas formas como por ejemplo con manguera, con regadera, con aspersores… pero estaremos de acuerdo que la forma más natural de hacerlo es mediante… la lluvia.
Cada vez que llueve podemos afirmar que es un regalo para las plantas del jardín. Debemos de saber que hay muchas ventajas entre el agua de lluvia y el riego que realizamos nosotros, y entre los más importantes se encuentran:
- El agua de lluvia no tiene cloro, como sí lo tiene el agua potable y a ellas no les gusta.
- También, al ‘golpear las gotas de lluvia sobre las hojas’ las limpian, arrastrando el polvo acumulado durante los días más calurosos y secos. Es como si se duchasen y se encontraran mucho mejor.
- Si la lluvia dura mucho tiempo, al filtrarse más profundamente el agua en la tierra, arrastra con ella a los nutrientes que se encuentran en las zonas más superficiales del terreno para acercarlo a las raíces más profundas.
Y si nos fijamos, los animalitos del jardín también saben los beneficios que trae la lluvia. Cuando termina… los caracoles salen a pasear, si hay mariposas vuelan para lamer en las gotas de agua, los pájaros revolotean por el jardín… y si paseamos por él y respiramos profundamente… oleremos un aroma especial que siempre nos recordarán a los días agradables de lluvia en el campo o el jardín.