A preguntas como qué entendemos por huertos urbanos, si estamos ante una moda o no, cuántos tipos hay, si contribuyen a una alimentación más sana o sostenible, si son un mercado apetecible para las empresas fabricantes de insumos, si son rentables o no para su propietario, si son una opción para el autoconsumo,… estas y muchas más son cuestiones que están en la calle y que en esta entrevista realizada a Fernando Cuenca como experto en esta materia, nos da respuestas sobre este tema.
Vinculado durante toda su vida al ‘mundo verde’, tras la finalización de sus estudios ha ejercido la profesión de productor de plantas ornamentales y posteriormente como asesor en esta especialidad agrícola. Trabajó en viveros de planta ornamental de interior en Alemania, Barcelona y Valencia. También trabajó durante más de 15 años con el grupo editorial Ediciones de Horticultura en calidad de redactor de numerosos artículos y gestor de campañas de publicidad de un gran número de empresas líderes en tecnología de producción. Su actual trabajo lo desarrolla como CEO de Condelmed, empresa especializada en marketing y comunicación. ‘Su tiempo libre’ lo compagina con la fotografía y el mundo del huerto urbano, en el que además de asesorar y dar conferencias, coordina la revista online Elhuertourbano.net y posee un pequeño huerto donde cultiva en modo hobby.
¿Qué son los huertos urbanos?
La definición de huertos urbanos a día de hoy es compleja porque estos van más allá de pequeñas zonas de cultivo no profesionales. Hoy debemos contemplar bajo esta definición incluso a la agricultura periférica de pueblos y ciudades.
De forma genérica los podemos definir como espacios donde se desarrolla una agricultura con mayor o menor grado de profesionalidad, en las que sus producciones no tienen como destino ni la industria de la transformación ni la gran distribución (cadenas de supermercados, grandes superficies, etc.), pero en ocasiones sí la venta en tiendas de barrio o mercados locales.
En su conjunto, los huertos urbanos han adquirido un gran auge y su número crece en el tiempo, tendiendo a producir un cambio a mejor en el paisaje de muchas ciudades. Está en el deseo que estos lleguen a teñirlas de verde y contribuyan a que sean más amigables, a la vez que sean ‘herramientas eficaces’ para la recuperación de espacios degradados y abandonados e incluso contribuyan a una alimentación más saludable y racional.
¿Quiere decir que la agricultura a gran escala no es saludable?
Claro que sí lo es. Lo que digo es que en ocasiones se pierde la perspectiva de muchas cosas y una de ellas son las zonas destinadas a cultivo. Mientras que las empresas de producción agrícola tienden a ‘industrializar sus cultivos’, como entiendo que así debe de ser en un marco económico, globalizado y de competitividad, eligiendo zonas amplias para sus cultivos tecnificados… van quedando abandonadas pequeñas zonas de cultivo lindantes a pueblos y ciudades con un potencial enorme y además para el cultivo de frutas y hortalizas de estación. En definitiva una huerta periurbana y de proximidad que pone el producto del campo en la tienda en tiempo record.
Como ejemplo, este 2017 Valencia (España) es la Capital Mundial de la Alimentación Sostenible y en sus congresos han participado numerosos alcaldes e instituciones internacionales para estudiar el modelo de ‘huerta valenciana’ y la institución foral ‘La Tira de Contar’ (ubicada en Mercavalencia) que por su particularidad e idiosincrasia es única en el mundo. Es tan peculiar que está siendo estudiada para importar el modelo y adaptarlo a otras ciudades a nivel mundial. Un modelo cuya historia se remonta al siglo XIII y que fue el propio Jaume I quien la instituyó y en sus inicios su principal función era asegurar el abastecimiento a la ciudad de frutas y hortalizas.
¿Se pueden clasificar los huertos urbanos en diferentes tipos?
Sí y además es importante verlos de forma sectorizada para entender la misión y el por qué de cada uno de estos tipos. También es cierto que no existe una clasificación estándar y por lo tanto se pueden clasificar desde varios puntos de vista, siendo perfectamente compatibles.
De forma esquemática una clasificación puede contemplar:
- Huertos privados con ánimo de lucro. Son pequeños campos de proximidad a los núcleos poblados en el que sus propietarios cultivan y venden a sus clientes particulares sus productos básicamente de estación. Este tipo de agricultura para el consumo local contribuye también a una reducción de la contaminación derivada del transporte.
- Huertos domésticos. Son los más populares y los primeros que nos vienen a la cabeza cuando pensamos en ellos. Dependiendo del espacio del que se disponga pueden a su vez clasificarse de jardín, de terraza, de balcón e incluso vertical si se ubican sobre paredes. Y no olvidemos los mini huertos de cocina sobre todo liderados por brotes y plantas aromáticas y condimentarias.
- Huertos municipales. Como su nombre invita a pensar suelen estar gestionados por los ayuntamientos para hacerlos accesibles a colectivos de personas mayores, parados o asociaciones y entidades sin ánimo de lucro. Podemos destacar que entre las diferentes funciones sociales que desempeñan, pueden jugar un papel importante ayudando a fomentar las relaciones personales en colectivos con riesgo de exclusión social.
- Huertos didácticos. Pueden tener dependencia municipal o del centro educativo al que pertenezca. Son parcelas para actividades formativas, especialmente orientadas a escolares. Uno de sus principales objetivos es potenciar una educación agrícola y medio ambiental sana.
- Huertos comunitarios. Básicamente están promovidos por asociaciones de vecinos, creando espacios comunes de cultivo (público o privado), en los que trabajan juntos y en equipo para cultivar productos sanos y ecológicos. Estos también contribuyen eficazmente en el refuerzo de las relaciones entre los vecinos que comparten esta actividad común.
- Huertos terapéuticos. Ya sea en centros de salud privados o incluso a nivel particular, permitir que trabajen en un pequeño huerto, colectivos de personas mayores que estén en período de rehabilitación con cierta discapacidad, drogodependientes, etc. puede ser una actividad relajante y terapéutica.
- Huertos estéticos y turísticos. Pueden estar en pequeños espacios de jardines, hoteles, casas rurales, restaurantes,… que si bien es aprovechada su producción, por el volumen obtenido en ellos cumplen prioritariamente una función más ornamental o de marketing.
Hay que destacar que existe la actividad empresarial de huertos de ocio privados que consisten en terrenos privados en los que se alquilan pequeñas parcelas a los horticultores urbanos. Sus usuarios particulares pagan cuotas mensuales o anuales por realizar sus cultivos en ‘sus parcelas’ en las que suelen estar incluidos servicios como el riego, herramientas necesarias para el cultivo, asesoramiento profesional, etc.
¿Estamos ante una moda?
Es cierto que ha habido un boom y por lo tanto podemos hablar inicialmente de moda, pero la verdad es que ha venido para quedarse. En este contexto no entra el huerto urbano de periferia de ciudad que siempre ha estado y lo que toca es que no desaparezca e incluso se potencie y dignifique su labor.
Su auge, sobre todo a nivel de hobby, ha venido potenciado por la puesta en marcha de empresas de insumos que han abierto departamentos específicos para atenderlos.
¿Son un mercado de interés para las empresas fabricantes de insumos?
Sí, aunque como en todo, en su justa medida. Fabricantes de fertilizantes, sustratos, fitosanitarios, herramientas,… así como productores de semillas y planteles, han puesto en marcha unidades de venta y un merchandising especialmente orientado a este mercado. A ellos se han unido el desarrollo de nuevos recipientes de cultivo como macetas, jardineras, mesas de cultivo e incluso la tecnología de la hidroponía se ha adaptado creando pequeños módulos autónomos de cultivo para este fin.
Este catálogo de productos al que me refiero está orientado al mercado de todos los tipos de huertos urbanos antes referidos, salvo a los campos periféricos de la ciudad e incluso los de jardín, que se suelen abastecer de los mismos productos que se utilizan en la agricultura convencional. Los primeros se adquieren en centros de jardinería, grandes superficie, floristerías,… mientras que los ‘más profesionales’ lo hacen en almacenes de suministros agrícolas. Ojo, sin olvidar el comercio online que ‘amplía su presencia en nuestras vidas por horas’.
¿Son rentables para sus propietarios?
La respuesta debe ser sí, aunque con la matización de que no siempre hablamos de dinero. El aprendizaje, el disfrute, el ejercicio, etc. también son valores y en ocasiones mucho más importantes. Así, los catalogados como huertos privados con ánimo de lucro evidentemente lo deben ser económicamente ya que son su razón de ser. En cambio los terapéuticos por ejemplo su rentabilidad se mide en los resultados conseguidos en los pacientes, mientras que los puramente centrados en el ocio ya cada cual utiliza sus parámetros para medir su interés en él.
Evidentemente en el mercado se puede comprar un kilo de tomate alrededor de los 2 € pero podemos preguntarnos cuánto vale el cultivar unos tomates con los más pequeños de la casa, que los recolecten con sus propias manos y se los coman bajo el juego de ‘lo he cultivado yo’.
¿Contribuyen a una alimentación más sana?
Hay mucha literatura que lo afirma alegremente y una realidad más compleja. En las producciones profesionales hay equipos de técnicos, agrónomos, controles exhaustivos durante el cultivo y post-cosecha, etc. que garantizan que sus producciones lleguen al consumidor final con todas las garantías. Pero cuando un particular puede adquirir por ejemplo un insecticida en una gran superficie y sin formación agrónoma, aplicarlo sobre una planta cultivada… va a depender mucho de la actitud y compromiso del usuario en el adecuado uso de estos insumos y por ende, el que su producción sea más o menos sana. Lo que también es cierto es que por lo general, quien opta por tener un huerto urbano de hobby suele ser una persona que le gusta informarse y estar comprometido con el medio ambiente, una alimentación sana, etc.
Por otra parte, a no ser habitual los cultivos protegidos, prácticamente todos los cultivos son de estación y esta es una máxima que muchos cocineros transmiten constantemente: hay que consumir productos de estación.
¿Qué especies se pueden cultivar en un huerto urbano?
En un principio un gran catálogo de frutales, hortícolas, aromáticas e incluso ornamentales. Evidentemente las opciones estarán limitadas notablemente según el tipo de huerto, espacio de producción, climatología reinante y conocimientos de su propietario.
Como he adelantado, la estacionalidad es uno de los factores más influyentes en el éxito de un cultivo en un huerto urbano, sobre todo en el caso de las hortalizas. Así por ejemplo durante la época fría del año es momento de cultivar alcachofas, coles, habas, espinacas, puerros, rabanitos, zanahorias, algunos tipos de lechugas, acelgas, endivias,… mientras que durante la cálida lo es para tomates, berenjenas, pimientos, pepinos, calabacín, judías, fresas y cebollas, por ejemplo.
Además, hay especies hortícolas que tras su denominación se esconden unos catálogos muy completos. Por ejemplo bajo las coles tenemos las coliflores, coles de Bruselas, romanesco, brócoli, col repollo,… en tomates los de tipo en rama, tipo pera, kumato, RAF, cherry,… y en pimientos los del piquillo, lamuyo, italiano, de padrón,… en definitiva para todos los gustos.
Genial, como siempre Carmen and Fernando sois geniales
jUAN j dÍAZ