Crecen en las zonas umbrías de los bosques ya sea bajo los árboles o sobre la tierra en laderas, pero siempre en ambientes donde la sombra y la humedad son sus grandes aliados. Contrariamente a lo que se cree, tampoco son amantes de las temperaturas elevadas sino de todo lo contrario, temperatura fresca sin llegar a muy bajas porque se hielan con facilidad.
Los hay desde porte pequeño a grandes, hasta el extremo que se les etiqueta como árboles, como es el caso de los helechos arborescentes. Pero cuando nos referimos a los helechos como concepto en el mundo ornamental, esto se complica ya que no sólo son los helechos propiamente los que se tienen en mente sino que bajo este ‘concepto de helecho’ (Nephrolepis sp.), se suman otras especies como por ejemplo los Asplenium sp., Adiantum sp., Platycerium sp., etc. incluso otras plantas de vegetación similar y que ornamentalmente responden de forma parecida, como es el caso de algunos tipos de Pileas sp.
Plantas sin flores
Hay plantas que son muy ornamentales por sus flores mientras que otras lo son por su follaje. A este último grupo pertenecen los denominados helechos. Estos, incluidas las especies antes mencionadas (salvo las excepciones como las Pileas sp.), son plantas que carecen de flores y frutos que aparecieron hace más de 300 millones de años sobre la faz de la Tierra. Son plantas clasificadas botánicamente como criptógamas (Cryptogamae) que se reproducen por esporas.
Aspectos en común del grupo los helechos
Todos estos ‘tipos de helechos’ tienen en común que para vegetar adecuadamente requieren semisombra, una humedad relativamente alta, una calidad de agua no alcalina y una temperatura ambiente fresa. Como hemos adelantado, un ambiente y condiciones similares a los que tendrían en las zonas umbrías y boscosas.
Estos helechos son comercializados como plantas de interior, si bien algunas de ellas vegetan perfectamente en el exterior siempre y cuando no se produzcan heladas.
Por lo general todo este grupo de plantas poseen la belleza ornamental en sus hojas, siempre verdes, con formas características según la especie y variedad, así como el porte colgante de las mismas, un porte que se va acentuando conforme crecen y se hacen más grandes. Precisamente esta característica las hacen ideales para exponerlas en tarrinas colgantes o sobre peanas. En conjunto, contando con las singularidades de cada planta, permiten ‘jugar con ellas’ para realzar la decoración junto al estilo de muebles y demás elementos arquitectónicos.
Ocho tipos de helechos
A continuación mostramos una breve descripción de las ocho especies que se suelen tener en mente a la hora de hablar de los helechos de forma general:
Helecho macho. Su aspecto como planta recuerda e incluso se confunde con los verdaderos helechos, siendo en realidad géneros distintos: los más conocidos son el Dryopteris affinis y Dryopteris filix-mas. Su rusticidad los hacen ideales para disfrutarlos en los patios de las casas o en zonas del jardín. Podemos catalogarlos como ‘helechos de exterior’ y llegan a adquirir un gran porte.
Nephrolepis sp. Son los verdaderos helechos y se comercializan diferentes especies que se diferencian por características más o menos sutiles de sus hojas y/o foliolos, entre ellas el Nephrolepis cordifolia o el Nephrolepis exaltata. Básicamente se ubican como plantas de interior si bien, en ambientes protegidos pueden disfrutarse bajo pérgolas, cobertizos, etc. al exterior.
Asplenium sp. Sus elegantes hojas, anchas y de aspecto delicado les aportan una gran belleza. Son utilizadas como plantas de interior y con el tiempo pueden adquirir un buen tamaño.
Adiantum sp. De follaje elegante compuesto por numerosas hojitas de aspecto delicado, se disfrutan tanto como planta de interior como de exterior. En el primer caso aportando ‘puntos de vida verde’ en diferentes estancias del hogar, incluido los cuartos de baño porque le encanta la humedad. Al exterior es una planta ideal para zonas umbrías y húmedas, como aquellas que se pueden dar junto a los estanques o partes muy resguardadas en el exterior de las casas.
Platycerium sp. La forma de sus hojas es muy exótica y peculiar, con aspecto que recuerda a la cornamenta de algunos animales e incluso prehistóricos, quizás de ahí derive su nombre. Se puede disfrutar tanto como planta de interior como de exterior siempre y cuando se encuentre protegida del sol directo. Son muy atractivas cuando se exponen como planta colgante bajo árboles, proporcionando un encanto especial.
Pileas sp. No son plantas criptógamas, sino que tanto su floración que pasa muy desapercibida como su aspecto vegetativo siempre verde, recuerdan al grupo de helechos que estamos tratando. Algunas especies de pileas que podemos incluir en este contexto son Pilea nummulariifolia, Pilea peperomioides o Pilea microphylla por ejemplo.
Pteris sp. De todas sus especies la Pteris cretica, Pteris serrulata y Pteris ensiformis son las más populares. A todas les gusta los lugares iluminados aunque fuera de los rayos directos del sol, y en este caso de la humedad ambiental.
Dicksonia antárctica o Balantium antarcticum. Es un helecho arborescente nativo de ciertas partes de Australia que puede alcanzar hasta 20 metros de altura. Es una especie muy primitiva, con un tallo similar al de las palmeras.
¿Cómo cuidar los helechos?
Ya hemos adelantado algunos consejos para el cuidado de este ‘grupo de helechos’. Si nos centramos en aquellos a tener en cuenta dentro de casa están los de exponerlos en zonas protegidas de la luz directa del sol como por ejemplo muy cerca de las ventanas. Otro consejo es evitar exponerlos a las corrientes de aíre, tanto de las naturales entre habitaciones y el exterior, como de las provocadas por los equipos de aire acondicionado ya sean de frío en verano como de calefacción en invierno.
Como les encanta la humedad relativa alta les podemos ayudar instalando un humidificador en la habitación, especialmente en verano, como también colocando una tarrina o plato con agua más grande que la base de la maceta que mantendremos con cierta cantidad de agua constantemente. Esta, al evaporarse le irá proporcionando un microclima que agradecerá. Debemos tener en cuenta dos cosas fundamentales, una el colocar un soporte en medio en el que descanse la maceta con el helecho para evitar que esta esté en contacto directo con el agua y evitar así que se puedan dañar sus raíces. Otra es, sobre todo si están en el exterior, que críen los mosquitos en esa agua (lo hacen en aguas estancadas) y para ello la renovaremos periódicamente.
A la hora de regar evitaremos hacerlo con agua alcalina y si es potable, es recomendable tener un recipiente como por ejemplo un cubo, con agua de un día para otro con el propósito de que se evapore el cloro que contiene. Para el riego lo aplicaremos directamente sobre la maceta y si se moja su follaje, es importante que llegue a la noche seca. ¿Cada cuánto tiempo debemos regar? La respuesta depende de factores como tamaño de planta, especie, etc. pero como base, lo haremos de forma que el sustrato esté siempre húmedo sin llegar al encharcamiento.
Para el trasplante, un sustrato especial para plantas de interior es el recomendado ya que es un sustrato ligero, muy turboso y con un pH ligeramente ácido. El momento de trasplante es cuando vemos que la planta ha perdido la proporcionalidad con respecto a la maceta, cuando vemos que se seca demasiado rápido o que al quitársela vemos el cepellón muy apelmazado de raíces. Si decidimos hacerlo, la época de trasplante más adecuada puede ser a principios tanto de primavera como de otoño, eligiendo una nueva maceta un poco más grande, procurando no apelmazar el nuevo sustrato y mantener el mismo nivel de plantación que tenía.
Respecto a la fertilización de este ‘grupo de helechos’, el fertilizante ideal es el que se ve en el comercio especial para ‘plantas de hoja’ entendiendo como tales aquellas que son siempre verdes y cuya floración no es tenida en cuenta. Este debe ser equilibrado y con microelementos para que no tengan carencias de alguno de ellos. En cuanto a la dosis será la más baja recomendada por el fabricante para evitar que se produzcan excesos de sales en el sustrato.
En su mantenimiento el concepto de podas queda relegado a mantener su aspecto ornamental y para ello se irán cortando por su base aquellos frondes u hojas que se encuentren secas, dañadas o crezcan ‘fuera de lugar’.
Son plantas relativamente económicas por lo que puede ser más interesante comprar nuevas plantas que intentar multiplicarlas. Si aun así se decide hacerlo, en su hábitat natural lo hacen mediante esporas, técnica que es muy complicada a nivel doméstico, por lo que una de las mejores opciones es el multiplicarlas por división de mata. En algunos tipos de Nephrolepis sp., suelen emitir estolones similares a los que producen las fresas y en estos casos los pondremos en contacto con un nuevo sustrato, una vez enraízan en él y vemos como comienzan a emitir nuevas plantitas, se pueden cortar y trasplantas a una maceta nueva y en solitario.
Helechos de exterior
Ya hemos avanzado que con una serie de cuidados podemos disfrutarlos como plantas de exterior, siempre y cuando el clima lo permita. También que hay un ‘tipo de helecho’ que en realidad no lo es. En concreto es el llamado helecho macho como por ejemplo el Dryopteris affinis y el Dryopteris filix-mas, que son plantas muy resistentes e incluso en zonas soleadas. Este tipo de helecho se planta en macetas grandes y sus hojas tienden a coger un aspecto más erguido.
Otra de las plantas que vegetan muy bien al exterior es el Adiantum sp. sobre todo si están en zonas muy umbrías y húmedas, comportándose muy bien cerca del agua.
Sin olvidar a los Platycerium sp. que resaltan su belleza plantados junto al tronco de un árbol y bajo su sombra.
En cuanto a los verdaderos helechos, los Nephrolepis sp. pueden vegetar muy bien protegidos bajo pérgolas, porches y cobertizos.
Todos ellos aportan un ambiente exótico a la vez que elegante. Ya sea al exterior como en el interior, siempre encontraremos un espacio en el que poder disfrutar de un helecho y ante tanta diversidad se pueden disfrutar combinando muchos de ellos a la vez.