Frutales para el huerto urbano

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Manzana en el árbol

¿Qué frutales para el huerto urbano son los adecuados? Esta es una pregunta frecuente y a la vez llena de matices ya que dependerá en gran medida de si el huerto es en campo o en terrazas y áticos, si los queremos más como decoración o para recolectar sus frutos… e incluso la climatología reinante de la zona.

De entrada, los frutales para el huerto urbano pueden ser prácticamente todos. Un ejemplo de las especies que se pueden cultivar en España son el Aguacate, Albaricoquero, Algarrobo, Almendro, Avellano, Caqui, Castaño, Cerezo, Chirimoyo, Chumbera, Ciruelo, Frambueso, Granado, Higuera, Kiwi, Limonero, Mandarino, Mango, Manzano, Melocotonero, Membrillero, Naranjo, Níspero, Nogal, Olivo, Palmera datilera, Papaya, Peral, Piña, Pistachero, Platanera, Pomelo, Uva de mesa,…

Como vemos el surtido es impresionante, pero a la vez, cada especie es un mundo.

Algunos frutales como el Aguacate, el Chirimoyo, el Mango, la Papaya, la Platanera… sólo las tendremos en cuenta si el clima es subtropical o no existe riesgo de heladas. Por el contrario, el Almendro, el Cerezo, el Manzano, el Peral o la Uva de mesa por ejemplo, necesitan de un reposo invernal (horas frío) y por lo tanto es necesario disponer de un período más o menos largo de tiempo frío durante el invierno.

Otro factor es la necesidad de contar con más de un frutal de un tipo concreto. Por ejemplo, en el caso del Kiwi o la Palmera datilera, necesitaremos que sean plantas hembras para obtener sus frutos (las plantas macho no los dan), pero a su vez, también el disponer de alguna planta macho para que las polinicen y que las hembras nos den así sus frutos.

Otro aspecto a tener en cuenta en cuanto a los frutales para el huerto urbano el término llamado ‘polinizadores’. Hay frutales como el Manzano, el Peral o el Cerezo que poseen flores con sus órganos masculinos y femeninos, pero que necesitan tener a su lado alguna variedad diferente a la principal para mejorar notablemente su productividad.

La explicación está en que aunque una misma flor contenga los dos sexos (estambres y pistilo), estos no maduran a la vez para evitar la autofecundación. Por lo tanto, debemos tener un ejemplar de una variedad distinta, que florezca en un período ligeramente desplazado de la variedad principal, para que la fecundación en su conjunto sea más eficiente.

Por otra parte, está la disponibilidad del espacio. En un huerto urbano en el campo, el espacio necesario para cada árbol está prácticamente resuelto. Pero en balcones, terrazas o áticos, este factor se complica enormemente, además de la disponibilidad de sustrato en su contenedor.

La respuesta adecuada está sujeta a las pretensiones esperadas de cada uno. Tener en una terraza un Limonero… ir a recolectar de vez en cuando un limón… y utilizarlo con unos amigos como acompañamiento de un cóctel o durante condimento de una comida… no tiene precio.

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