Dentro de las inflorescencias racemosas pueden ser tanto en racimos, en corimbo, en espiga, en espiguilla, en amento, en espádice, en umbela como en capítulo. En esta ocasión hablaremos de las flores en racimo.
En sí, el racimo es un tipo de inflorescencia indefinida, racimosa o racemosa. El racimo se caracteriza por presentar un eje o raquis que crece indefinidamente, mientras que alrededor de él van naciendo sus yemas florales pediceladas, que se abren a medida que se van desarrollando.
Estructura de las flores en racimo
Esta floración se produce de forma que se van abriendo las flores de abajo a arriba… dicho de otra manera, por edad, siendo las más viejas las primeras en florecer. Evidentemente, lo mismo sucede con sus frutos una vez van siendo fecundadas.
Si vemos al resto de los tipos de inflorescencias racemosas simples (espiga, amento, umbela, etc.), podemos apreciar que todas ellas se pueden derivar fácilmente de esta estructura en racimo. Por ejemplo, encontramos la inflorescencia compuesta, formada por un racimo de racimos, también llamada ‘racimo compuesto‘, que recibe el nombre de panícula y un popular ejemplo de ella es la vid.