La naturaleza puede llegar a ser sorprendente y hermosa de la mano de Eyvind Earle. Los fotógrafos hablan de sentarse con la cámara y el trípode todo el día para lograr la luz adecuada y atrapar una imagen que cobre vida. Esta es la luz con la que Eyvind Earle impregna sus paisajes.
En sus pinturas y serigrafías Earle impone detalles realistas y decorativos, al igual que lo hacían los maestros flamencos, y los grabadores japoneses, luces y sombras bien definidas para dibujar paisajes y escenas que aunque provengan de California, sin embargo parecen que no son de este mundo.
Nacido en Nueva York en 1916, Eyvind Earle inició su prolífica carrera a la edad de diez años cuando su padre, Fernando Earle, le dio una elección difícil: leer 50 páginas de un libro o pintar un cuadro todos los días. A partir de ese preciso momento y desde su primera exposición en Francia cuando tenía 14 años, la fama de Earle ha crecido de manera constante.
Eyvind Earle, A Tree Poem (ampliar imagen)
En 1937, inauguró en la Galería Charles Morgan, la primera de sus muchas exposiciones individuales en Nueva York. Dos años más tarde en su tercera exposición consecutiva en la galería, la respuesta a su trabajo fue tan positiva que su obra se agotó y el Museo Metropolitano de Arte compró una de sus pinturas para su colección permanente.
Eyvind Earle, Crimson Eucalyptus (ampliar imagen)
Sus primeros trabajos fueron estrictamente realistas, pero después de haber estudiado la obra de una gran variedad de maestros como Van Gogh, Cézanne, Rockwell Kent y Georgia O’Keefe, Earle a la edad de 21 años, encuentra su propio estilo.
En 1951 comenzó a trabajar en la Walt Disney Studios como un pintor de fondo y en 1953 colaboró en «Toot, Whistle, Plunk y Boom», un corto de animación que ganó un Oscar y un Premio en el Festival de Cannes.
Eyvind Earle, Autumn Eucalyptus (ampliar imagen)
Disney mantiene al artista ocupado durante toda la década, trabajando en historias como «Peter Pan», «La dama y el vagabundo» y la «Bella Durmiente», película muy aclamada a la que dotó de su aspecto mágico.
La carrera de Earle ha abarcado muchos campos diferentes: ilustración de libros, trabajos para revistas, anuncios animados y especiales para la televisión. En 1998 la Sociedad Internacional de Cine de Animación le concedió el premio a toda su trayectoria.
Eyvind Earle, Field Grove and Orchard (ampliar imagen)
Después de 15 años creando arte animado, Earle volvió a pintar a tiempo completo en 1966 y siguió trabajando hasta el final de su vida. Además de sus acuarelas, óleos, esculturas, dibujos y «scratchboards», en 1974 comenzó a hacer serigrafías de edición limitada. Eyvind Earle tuvo una percepción de lo más original del paisaje. Su éxito reside en un estilo singular, un estilo que es a la vez misterioso y primitivo, que captura la grandeza de la sencillez de los paisajes del campo estadounidense, y los representa con destellos líricos. Sus paisajes son notables por su sugerencia de las distancias, masas y estados de ánimo del tiempo. «Durante 70 años», escribió en 1996, Earle, «he pintado cuadros, y estoy constantemente y eternamente agobiado en la infinitud de la naturaleza estupenda. Dondequiera que doy la vuelta y miro, veo la creación. El arte es la creación… El arte es la búsqueda de la verdad.»
Eyvind Earle falleció el 20 de julio de 2000 a la edad de 84 años.
Eyvind Earle, Earle Spotof Magic, 2010 (ampliar imagen)