El riego de las plantas ornamentales de interior no es sencillo si lo queremos hacer bien, porque intervienen numerosos factores, como por ejemplo, la especie e incluso la variedad, la ubicación, el tipo de sustrato y recipiente, la época del año, estado de la planta, etc.
Además, cuando el abono es aplicado en fertirrigación (disuelto en el agua de riego), también hay que gestionarlo adecuadamente y en armonía con los demás factores.
Con todo ello, no queremos decir que sea complicado, simplemente que debemos tener presente esos conceptos en su globalidad, para gestionar el riego adecuadamente y que así, nuestras plantas vegeten lo mejor posible.
El riego de las plantas de interior en verano: Consejos y buenas prácticas.
En este artículo vamos a tratar en concreto el riego de las plantas ornamentales de interior en verano y para hacerlo, lo primero es entender cómo definimos las plantas de interior, ya que, en su hábitat natural, todas viven al exterior.
Podemos afirmar que las plantas de interior son aquellas que han sido seleccionadas y adaptadas para crecer y prosperar en ambientes interiores. Y aquí, debemos contemplar tanto los de las viviendas, locales comerciales (restaurantes, tiendas, etc.), oficinas, como demás lugares de trabajo. Espacios que de entrada ya marcan notables diferencias entre sí.
Entonces, ¿cual es el catálogo que componen las plantas de interior? La respuesta es fácil, ya que las empresas que las comercializan, no solo seleccionan aquellas mas interesantes para sus clientes, sino que las tienen bien identificadas como sección. Lo podemos ver visitando un centro de jardinería, como también a la hora de adquirirlas mediante tiendas online. Por ejemplo, si visitamos la sección de plantas de interior en Fronda.com, no solo las tendremos perfectamente identificadas, sino clasificadas a su vez por grupos de especialidades y consejos de mantenimiento de cada una de ellas.
Por lo tanto, para una mejor comprensión del riego de las plantas ornamentales de interior, a continuación, exponemos una serie de consejos y buenas prácticas por factores a tener en cuenta:
Conocer su origen y hábitat.
Precisamente, saber su lugar de origen, ya no da pistas de cómo hay que regarlas. Pongamos varios ejemplos:
- Cactus y plantas crasas de desierto. Podemos afirmar que están de moda y cada día son más disfrutadas como plantas de interior. Si son típicas de climas áridos como Echeveria, Lithops (plantas de piedra), Echinocactus, Cereus peruvianus, Euphorbia, Mammillaria, etc. requieren un sustrato con buen drenaje y el riego debe ser el justo para mantener el sustrato húmedo, procurando que se seque un poco entre riego y riego.
- Cactus y plantas crasas de bosque. También las hay que crecen en ambientes de sombra y húmedos, como el Rhipsalis baccifera (cactus de mistletoe), Epiphyllum spp., Schlumbergera spp. (cactus de navidad), sin olvidar el grupo de los Aeonium y Crassulas. Todas ellas requieren un sustrato más turboso y mayor humedad en él.
- Hierbas aromáticas. Sí, también las plantas aromáticas pueden cultivarse en interior, concretamente en calidad de pequeño huerto urbano en la cocina. Es una tendencia orientada a tener plantas aromáticas y condimentarias frescas a mano para cocinar. Romero, salvia, albahaca, tomillo, etc. pueden ser cultivadas en pequeñas macetas. Suelen ser de carácter mediterráneo, por lo que necesitan escaso riego.
- Casos especiales. Como en todo hay excepciones a tener en cuenta y este puede ser el caso de las Tillandsias o las Phalaenopsis. Las Tillandsias, también conocidas como claveles del aire, no necesitan riego ni sustrato porque crecen suspendidas en el aire. Como mucho rociarlas con agua ligeramente cuando la humedad relativa es baja. En cuanto a las orquídeas Phalaenopsis, al ser una planta que crece suspendida sobre otras plantas y árboles con ayuda de sus raíces (es una planta epífita), tampoco necesita riegos propiamente dichos. Bastará mantener el “sustrato” a base de cortezas de árboles, humedecido.
Es importante informarse de la planta de interior que queremos o hemos adquirido para cuidarla mejor.
La ubicación de las plantas de interior.
Si las tenemos en unas oficinas, podemos establecer dos grupos de plantas de interior: aquellas de gran tamaño que forman parte de la arquitectura del espacio, y el grupo de pequeñas plantas de compañía que se suelen poner sobre las mesas de trabajo.
El primer grupo, al igual que sucede en diversos locales comerciales, suelen cultivarse en hidrojardineras o jardineras y contenedores de gran tamaño. El tipo de plantas, en estos casos, suelen ser de gran porte, como Ficus benjamina, Dracaena massangeana (tronco de Brasil), Dracaena deremensis, etc. Si están en hidrojardineras, los riegos serán muy de tarde en tarde, utilizando los indicadores de nivel que llevan incorporados como referencia. En el caso de jardineras o maceteros de gran porte, al tener un gran volumen de sustrato, estos riegos también serán distanciados, aunque con mayor frecuencia.
Con respecto a las pequeñas plantas de sobremesa, el riego será bastante frecuente, una o dos veces a la semana, en función del tipo de planta que se trate.
En el caso de las ubicadas en casa, también podríamos hacer esta distinción por tamaños de maceta, aunque las ubicaciones son más personales. Así, pueden ubicarse como pequeños “puntos verdes” en el cuarto de aseo, en el recibidor, en el salón, sala de estar, e incluso como hemos avanzado, en la misma cocina. En estos casos, salvo en plantas crasas o cactus, el riego debe ser moderado, sabiendo que el sustrato suele ser muy turboso y, por lo tanto, con gran capacidad de retención de agua.
En el interior del hogar, al ser su uso más personal, también se dan las plantas de interior colgantes como el Scindapsus (Poto), Hedera hélix, Nephrolepis (helecho), etc. en estos casos, el momento del riego se puede saber por su peso, levantando ligeramente la planta.
También está la tendencia a agrupar plantas de diferentes especies y tamaños, creando “mini bosques” u «oasis de plantas«. El efecto del conjunto es muy interesante ornamentalmente y aquí, cada tipo de planta requiere su frecuencia, si bien, todas ellas requieren en su conjunto menos frecuencia de riego, porque al estar juntas, crean un microclima especial que aguanta la humedad durante más tiempo.
Riego de las plantas de interior según la época del año.
Como concepto de extremos, los riegos en verano son más frecuentes que en invierno. Pero cuidado con el abonado. Si fertilizamos mediante el agua de riego, utilizaremos las dosis más bajas y frecuencia recomendada por el fabricante en verano y las más altas en invierno. Con mayor frecuencia de abonado se puede salinizar en exceso el sustrato.
Por otra parte, debemos evitar regar en exceso porque la escorrentía del agua sobrante, no solo puede ensuciar el suelo, sino que arrastra parte de los nutrientes por lixiviación.
En periodo de vacaciones, las plantas no suelen acompañarnos, por lo que seguirán requiriendo los cuidados propios de su día a día. Hay muchos consejos caseros, pero lo mejor, siempre será que alguien de confianza se encargue de su riego. ¿Y cómo no? Con previo asesoramiento a la persona encargada de ello.
En verano, también es una buena época para trasplantar algunas de nuestras plantas de interior. En estos casos, es recomendable dejar que se seque un poco el sustrato de la planta a trasplantar. Esto nos facilitará su manipulación y evitará que el exceso de peso del cepellón pueda provocar su desmoronamiento o rotura.
Una vez trasplantada, se procederá a dar un primer riego copioso, que humedezca lo más posible el conjunto del sustrato. A partir de ahí, el segundo e incluso tercer riego, deberíamos dejar que la planta llegase a pasar un poquito de sed. El objetivo es favorecer la emisión de nuevas raíces en búsqueda de humedad por el nuevo sustrato.
Consejos base para el correcto riego de las plantas de interior.
Ya conocidas las características de nuestras plantas de interior, las de su ubicación, etc. nos podemos plantear una serie de consejos básicos que nos ayudarán a que los riegos sean más eficientes.
Uno de ellos es regar con agua reposada 24 horas como mínimo. Se trata de llenar un cubo con agua potable para regar al día siguiente. Durante este tiempo se habrá evaporado gran parte del cloro, elemento que puede afectar con el tiempo al buen desarrollo del sistema radicular.
Las plantas de flor deben de regarse directamente a la maceta para evitar que se quede agua entre sus pétalos y los dañen. Las decorativas por sus hojas, pueden regarse por encima si se puede, aunque si el agua posee altos niveles de cal, también es recomendable regar directamente sobre el sustrato para evitar ensuciar sus hojas.
Se puede regar con una pequeña regadera directamente a la maceta. Pero si se puede, el método de riego por inmersión es uno de los más eficaces. Este consiste en introducir la maceta en un cubo o recipiente de agua y dejarlo en gran parte sumergido durante dos o tres minutos. Inmediatamente, con el sustrato totalmente empapado, se deja escurrir y con ello conseguiremos que este tenga la mayor capacidad de agua retenida.
Si optamos por poner un plato bajo la maceta para recoger el agua sobrante de cada riego, debemos retirar el agua sobrante a los pocos minutos. Dejarla en él, puede facilitar la pudrición de sus raíces.
Es importante mantener la humedad ambiente y para ello, además de los humidificadores de ambiente, está la colocación de platos cerca de la planta para que, sobre todo en los periodos cálidos del año, aporten humedad al ambiente. Con ellos se reduce en cierta medida la frecuencia de riego.
Como vemos, no hay una fórmula exacta para regar, sino sí un sentido común. Las plantas de interior, como seres vivos que son, pueden considerarse como miembros de la familia, al igual que nuestros animales de compañía o mascotas. Conocerlos… en este caso conocerlas, no solamente nos ayudará a cuidarlas mejor, sino a disfrutarlas en toda su expresión.
Si nos lo ponéis tan difícil, lo dejamos.