Disponer de un huerto urbano nos proporciona un entretenimiento vinculado con el ocio saludable y la posibilidad de degustar los frutos obtenidos en él, siendo uno de los grandes placeres que además, se disfruta tanto con la familia como con los amigos.
No debemos olvidar que cultivar la tierra, históricamente supuso un hito en la evolución del ser humano, marcando uno de los signos de su inteligencia. Quizás por ello, podemos afirmar que contar con un huerto urbano es tener algo más que disponer de un terreno donde cultivar flores, hortícolas y frutales.
Cuando se habla de huerto urbano en general de debe tener en cuenta que los hay en diferentes modalidades y que cada una de ellas posee métodos de gestión propia. Así, los hay llamados ‘huertos urbanos de campo y jardín’ en los que cultivaremos directamente sobre el terreno, con parcelas más o menos extensas y al aire libre. Por otra parte están los ‘huertos urbanos de terraza y balcón’ en los que cultivaremos sobre recipientes artificiales como por ejemplo mesas de cultivo, jardineras, macetas o contenedores, con un sustrato prefabricado y normalmente en un espacio muy limitado en un entorno de ciudad.
Hortícolas en el huerto urbano en primavera
Con la llegada de la primavera los días son mucho más largos y las temperaturas agradables sin excesos de calor ni frío… un clima propicio para el desarrollo de la mayoría de nuestras plantas.
Iremos dejando atrás los cultivos tradicionales de épocas frías mientras recolectamos sus últimas producciones. Un ejemplo de estas especies hortícolas son las alcachofas, apio, brócoli, canónigos, coles de Bruselas, coliflores, endivias, espinacas de otoño, habas o puerros de otoño e invierno.
A su vez, se abre una nueva etapa más rica en especies para cultivar y podemos comenzar con las siembras de patatas. Para ello las trocearemos en tres o cuatro trozos procurando que en cada una de ellas contengan de 1 a 3 yemas.
Especies hortícolas de interés para esta nueva época del año son: acelgas, berenjenas, cebollas, fresas, guisantes, judías, lechugas de primavera, melones, tomates, pimientos, pepinos, rúculas, sandías y zanahorias como más destacadas.
Podemos comenzar con siembras escalonadas de guisantes, zanahorias, judías verdes, cebollas, espinacas, rúcula, lechugas de primavera, etc. Recordemos que las especies denominadas ‘hortalizas de raíz’ como son las chirivías, nabos, rábanos, remolachas, zanahorias… son siempre sembradas directamente en el terreno definitivo. Si se siembran en semillero se deformarán y retorcerán sus raíces.
En cambio, las hay como las acelgas, guisantes, judías… que si bien se suelen sembrar directamente en el campo, pueden ser perfectamente compatibles con su siembra en semillero.
También es el momento, si no hay riesgo de heladas tardías, de comenzar a realizar los primeros semilleros de hortalizas de primavera y verano. Berenjenas, melones, tomates, pimientos, pepinos, sandías… son un buen ejemplo de ello. Para adelantar estos cultivos, podemos comenzar con sus primeras plantaciones partiendo de planteles que encontraremos en centros de jardinería y demás tiendas especializadas.
Frutales en el huerto urbano en primavera
Normalmente, los frutales suelen ser más habituales en los ‘huertos urbanos de campo y jardín’, principalmente porque necesitan más espacio para su cultivo y algunos de ellos de gran disponibilidad de tierra. Pero en ‘huertos urbanos de terraza y balcón’ también podemos cultivarlos, sobre todo algunos de porte más pequeño, como cítricos del tipo limonero o kumquats.
Los frutales son cultivos que viven durante muchos años y en primavera sólo tenemos que realizar tareas de mantenimiento como riego, abonado y algún tratamiento fitosanitario. Muchos de ellos como el almendro ya florecieron y otros, según variedades y zonas climáticas lo están haciendo durante la primavera.
Las podas se realizaron durante el invierno y por lo tanto, salvo las labores anteriormente mencionadas, simplemente hay que disfrutar de su brotación, floración, cuajado de frutos y ver como estos adquieren tamaño hasta llegar a su maduración durante los próximos meses. No hay nada más sabroso que comer una fruta recién recolectada del árbol.
Si deseamos plantar un nuevo frutal en nuestro huerto urbano, la recomendación es hacerlo sólo si está cultivado en maceta. Así lo podemos plantar en cualquier época del año. Si está en cepellón o a raíz desnuda, sólo lo podemos plantar durante el invierno mientras se encuentra en reposo vegetativo.
Especies más indicadas para ‘huertos urbanos de terraza y balcón’
Un ‘huerto urbano de terraza o balcón’ está sujeto a los condicionantes de espacio y orientación de la vivienda. Así, las horas de luz disponibles, vientos predominantes, e incluso las reglas generales o particulares de convivencia entre vecinos, dictaminan en gran medida la elección de las plantas a cultivar.
Para sacarle el mayor rendimiento a nuestro ‘huerto urbano de terraza y balcón’, lo ideal es recurrir a plantas hortícolas de ciclo corto como lechugas, rabanitos, espinacas, acelgas… y si disponemos de más espacio, tenemos los tomates, pepinos, guisantes o judías por ejemplo.
Recordemos que siempre tenemos un grupo de plantas muy apreciado por todos: las aromáticas y condimentarias. Estas no sólo nos aportan aromas, el colorido de sus flores y hojas, sino también sabores a nuestros platos. Las aromáticas son muy fáciles de cultivar, especialmente la lavanda, mentha, romero, perejil, salvia, tomillo y orégano ya que casi todas ellas son plantas silvestres y muy rústicas.
Pero con todo ello, podemos además jugar con aspectos ornamentales. Un claro ejemplo de ello son las acelgas de colores, que las podemos encontrar en hojas verdes, amarillas o rojas.
La elección correcta del recipiente es fundamental. Nos debemos asegurar que cada planta tenga un volumen de sustrato adecuado al porte que va a desarrollar. Mientras que para lechugas y rabanitos bastará con una capa de sustratos de unos 20 centímetros, para pimientos y tomates deberíamos proporcionarles más de 30 centímetros.
Los riegos siempre con moderación, directamente aplicado al sustrato y evitando que el agua sobrante caiga a la calle y moleste a personas y vecinos.
Uno de los abonados más recomendados es el que se aplica disuelto en el agua de riego (fertirrigación). Este nos permite dosificar mejor su frecuencia y evitar excesos de sales en el sustrato ya que este está limitado al recipiente que lo contiene. La dosis, siempre la recomendada por el fabricante y en cuanto al equilibrio, los recomendados para hortalizas y que no contengan un excesivo nivel de nitrógeno para evitar que la planta crezca muy tierna y que la predisponga a un mayor riesgo de plagas y enfermedades.
Los huertos urbanos de ciudad, al encontrarse bastante aislados de los campos, no suelen tener invasiones de insectos procedentes de ellos. Por ello en cuanto al control de plagas, sólo realizaremos tratamientos si es necesario y siempre con productos ecológicos o que garanticen la salud. Recordemos que nos comemos sus hojas, raíces o frutos según la especie.
La orientación de este tipo de huertos urbanos viene dada por el propio edificio. Por lo tanto, nos aliaremos a él y decidiremos las especies más adecuadas en función de las horas de luz y orientación disponibles. En espacios sombríos y frescos como son los orientados al norte o hacia el este, optaremos por acelgas, rabanitos, lechugas, mentha, etc. Para espacios más soleados y cálidos como son los orientados al sur, tomates, berenjenas y pimientos por ejemplo, vegetarán perfectamente.
Recordemos que en un huerto urbano, lo más importante no es ir en búsqueda de la rentabilidad de sus cultivos, sino en el placer de comer lo que uno mismo ha cultivado.
Más información sobre el huerto urbano: www.elhuertourbano.net