El cuidado de los Abetos de Navidad es una de las cuestiones que más preocupa a sus propietarios, ya sea porque pretenden mantenerlos año tras año o bien desean plantarlos tras estas fiestas en el jardín o directamente en el bosque.
El cuidado de los Abetos de Navidad sólo es efectivo si partimos de un abeto perfectamente enraizado en su contenedor. Recordemos que hay empresas que los cultivan sólo para utilizarlos en estas fiestas, los arrancan a raíz desnuda, podándolas drásticamente sin posibilidad de enraizado.
Por lo tanto, lo primero, asegurarnos en el momento de la compra de que adquirimos un Abeto de Navidad perfectamente enraizado en su contenedor.
Bajo este concepto, se comercializan distintas variedades e incluso especies, todas ellas de porte piramidal. Entre las diferentes especies disponibles se encuentra el Abeto Abies nordmanniana, también llamado Abeto del Cáucaso, Pinus nordmanniana Steven, Abeto de Normandía…, pertenece a la familia de las Pináceas y siendo uno de los abetos más utilizados y populares como árbol de Navidad.
Estos abetos han sido cultivados especialmente para la Navidad. Al haber sido sacados de su hábitat natural, partimos de que tienen dificultades para sobrevivir, si bien al haberse aclimatado en el vivero, si lo cuidamos debidamente, sus posibilidades de crecer y desarrollarse están prácticamente garantizadas.
En cuanto a la temperatura, estos Abetos son plantas de exterior y necesitan temperaturas frescas para desarrollarse bien, por lo que debemos mantenerlos el menor tiempo posible en el interior del hogar. Durante este tiempo debemos situarlos en un lugar alejado de las fuentes de calor, como radiadores, estufas o chimeneas. Siempre debemos elegir para él el lugar más fresco posible.
Respecto al riego, como dentro de la casa las temperaturas son altas, necesita un riego más frecuente que si estuviera situado en el exterior. Lo ideal es regarlo cada dos o tres días, aportando una cantidad suficiente de agua como para que no sólo la capa superficial de la tierra se moje, sino que ésta llegue a todas las raíces.
Hay que tener cuidado de no regar en exceso para que el agua no ensucie el suelo. Lo mejor es regar un poco, esperar que la tierra absorba bien el agua y luego volver a regar un poco más, para que se empape poco a poco y las raíces se humedezcan bien.
Si optamos por poner un plato para la recogida del agua sobrante, es importante retirarla, ya que la acumulación de esta en la base puede dañar las raíces.
Podemos añadir un fertilizante al agua de riego. En tal caso, que sea un abono equilibrado y a la dosis de mantenimiento recomendada por el fabricante.
En el cuidado de los Abetos de Navidad también está el rociarlo con agua fresca para compensar la falta de humedad del ambiente. Eso sí, en la medida de lo posible para no estropear los adornos navideños.
Con respecto a ellos, en el momento de su colocación, hay que tener cuidado de no dañarlo, sobre todo las yemas que se encuentran en los extremos de las ramas.
Si se coloca un adorno en el ápice, hay que respetar la yema de la guía, ya que ésta es importantísima para los Abetos. Si este pierde su guía, su crecimiento se desvirtuará, el árbol perderá su forma piramidal, tendiendo hacia una forma aparasolada y acelerando su envejecimiento.
Una vez finalizada las fiestas navideñas, lo sacaremos al exterior lo antes posible ya que es el mejor ambiente para su desarrollo.
Variedades de abetos de Navidad
Llegada la Navidad, la colocación en el hogar (además de centros comerciales, plazas en los pueblos, etc.) de un pequeño pino o abeto es uno de los actos más significativos. Sin embargo, no es suficiente su presencia, sino que es necesario llenarlo de adornos de todo tipo, como esferas de cristal, figuras diversas colgantes, el popular espumillón e incluso la iluminación.
El árbol de navidad viene representado por coníferas, pero de forma industrial… ¿qué variedades de abetos de Navidad podemos encontrar?. Pues básicamente hay dos géneros dentro de la familia de las pináceas que copan el grueso de la oferta.
La principal es la especie Picea y su máximo exponente es la Picea abies (P. excelsa), conífera de forma cónica con corteza de color rojo – marrón, con agujas cuadrangulares de color verde oscuro de hasta una longitud de 2,5 centímetros. Produce conos femeninos de forma cilíndrica de color verde inicial y marrón en su madurez.
Otra variedad de este género utilizada como árbol de navidad es la Picea pungens ‘Glauca hoopsii’.
Dentro de la misma familia de las Pináceas pero en el género Abies, se encuentran especies como el Abies alba de porte prácticamente columnar de follaje de color verde oscuro con el envés plateado; El Abies koreana de porte cónico con hojas verde oscuro lucientes con envés plateado, produciendo aun en estado joven, conos cilíndricos de color azul violáceos de hasta 7 centímetros de longitud; El Abies nordmanniana de porte cónico y follaje denso, lúcido de color verde intenso en la parte superior y blanco opaco en su envés; y Abies pinsapo ‘Glauca’ de porte cónico muy compacto con agujas cortas y muy rígidas de un color azulado.
Plantación de los Abetos tras la Navidad
Finalizada la Navidad, quienes tienen un Abeto natural se plantean qué hacer con él. En el jardín, en el bosque, a un contenedor mayor… son opciones, aunque todas deben de partir de la base que el Abeto que adquirimos en su momento estaba perfectamente enraizado. Si no es así, no perdamos el tiempo porque lo más seguro es que ya esté perdiendo la hoja y muera durante las próximas semanas.
A la hora de la plantación de los Abetos tras la Navidad, debemos de tener en cuenta la climatología y zona de donde nos encontramos. No es una buena idea plantar un Abeto en un bosque cálido y fuera de su contexto general, ni en un jardín con similares características.
Si procede y deseamos plantarlo en el jardín, lo primero es sacarlo de casa lo antes posible… nada más terminar la Navidad. Recordemos que es una planta de exterior y no aguanta bien los interiores de la casa y menos con falta de luz y con calefacción. Le quitaremos con cuidado todos sus adornos.
Seguidamente elegiremos el lugar más adecuado y pensando en futuro ya que por una parte vivirá allí el resto de su vida y por otra adquirirá grandes dimensiones. Procuraremos que además, el lugar sea soleado y tenga una capa de tierra generosa.
Una vez elegido el lugar, excavaremos un hoyo que dependiendo del tamaño de la maceta, irá desde 0,50 a 1 metro de ancho por 0,50 a 0,70 metros de profundidad.
Una vez excavado, colocaremos en el fondo del hoyo una capa de tierra volcánica o grava como material de drenaje, para evitar encharcamientos que puedan provocar la pudrición de las raíces. Seguidamente llenaremos el hoyo con agua para crear un gran ‘bulbo húmedo’ inicial para facilitar, con los riegos sucesivos, una distribución correcta de la humedad en el terreno.
En ocasiones, la tierra del jardín no es lo suficientemente buena. Para mejorarla, mezclaremos a la tierra que hemos extraído y destinada a rellenar del hoyo con un Sustrato Universal o Sustrato de plantación de la forma más homogénea posible. El porcentaje de la mezcla irá del 20 al 60% en función de la calidad de la tierra del jardín.
Después extraeremos el Abeto del contenedor sin dañar sus raíces. Recordemos que como se trata de una conífera, no hay que dar nunca cortes ni en las raíces ni en el follaje durante su plantación. Si está complicada la extracción, un truco interesante es sumergir el contenedor en agua durante unos minutos.
Ya sin maceta introduciremos el cepellón en el hoyo evitando el no enterrarlo demasiado. Como referencia, su parte superior no debe estar a más de 5 ó 6 centímetros por debajo del nivel del suelo. Rellenaremos el hoyo con la mezcla enriquecida con el sustrato antes preparado y apisonaremos ligeramente con el pie, sin dañar el cepellón.
Durante este proceso, si el Abeto es grande o la zona está expuesta al viento, debemos instalar uno o varios tutores para evitar el zarandeo del Abeto hasta que este arraigue correctamente en su nuevo espacio.
También es recomendable formar un alcorque alrededor del hoyo para facilitar su riego. Regaremos inmediatamente y de forma abundante para completar el asentamiento del terreno.
En la plantación de los Abetos tras la Navidad a una maceta mayor, elegiremos una de tamaño ligeramente más grande y el sustrato adecuado será el mismo que hemos mencionado antes.
Para plantarlo en el bosque, lo más indicado es donarlo a los departamentos forestales o de parques y jardines de la ciudad. Ellos no sólo lo plantarán sino sabrán cual es el mejor momento, lugar y cuidados tras su plantación.
El cuidado de las plantas no solo de los abetos es importante. Muchas veces se mueren por nuestra culpa.