Esta Carta representa una declaración de principios tanto ecológicos como éticos y fue solemnemente adoptada y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su Resolución 37/7, el 28 de octubre de 1982.
Desde entonces, este día pretende reafirmar los propósitos en particular de principios como el respeto a la naturaleza y sus procesos esenciales, sin olvidar el que no se amenazará la viabilidad genética, la población de todas las especies, silvestres y domesticadas para garantizar su supervivencia; asimismo, se salvaguardarán los hábitats necesarios para este fin.
Es fundamental el recordar que la especie humana es parte de la naturaleza y la vida depende del funcionamiento ininterrumpido de los sistemas naturales que son fuente de energía y de materias nutritivas. Y también que la civilización tiene sus raíces en la naturaleza-
Así existe la convencida de que toda forma de vida es única y merece ser respetada, cualquiera que sea su utilidad para el hombre, y con el fin de reconocer a los demás seres vivos su valor intrínseco, el hombre ha de guiarse por un código de acción moral. Debe reconocer cabalmente la urgencia que reviste mantener el equilibrio y la calidad de la naturaleza y conservar los recursos naturales,
El 28 de octubre, Carta Mundial de la Naturaleza, reconoce principios generales como:
- Se respetará la naturaleza y no se perturbarán sus procesos esenciales.
- No se amenazará la viabilidad genética de la tierra; la población de todas las especies, silvestres y domesticadas, se mantendrá a un nivel por lo menos suficiente para garantizar su supervivencia; asimismo, se salvaguardarán los hábitats necesarios para este fin.
- Estos principios de conservación se aplicarán a todas las partes de la superficie terrestre, tanto en la tierra como en el mar; se concederá protección especial a aquellas de carácter singular, a los ejemplares representativos de todos los diferentes tipos de ecosistemas y a los hábitats de las especies o en peligro.
- Los ecosistemas y los organismos, así como los recursos terrestres, marinos y atmosféricos que son utilizados por el hombre, se administrarán de manera tal de lograr y mantener su productividad óptima y continua sin por ello poner en peligro la integridad de los otros ecosistemas y especies con los que coexistan.
- Se protegerá a la naturaleza de la destrucción que causan las guerras u otros actos de hostilidad.