La Caléndula en España y Portugal es una planta de flor muy utilizada en jardinería para la creación de parterres de color. Está enclavada dentro del grupo de plantas de temporada de otoño e invierno y si bien también tiene usos en la composición de arreglos florales, como flor cortada mantiene una posición de mercado testimonial.
Su nombre técnico es Calendula officinalis, pertenece a la familia Asteraceae y se la conoce popularmente como Caléndula, Copetuda, Maravilla y Marigold entre otros nombres.
Como anécdota, cuenta la leyenda de que el nombre de Marigold data de la Edad Media, ya que se asociaba a la Virgen María con las doradas flores de la Caléndula. La palabra Gold viene del significado de oro en inglés y de ahí su denominación de Mary Gold que derivó finalmente en Marigold.
El origen de la Calendula officinalis se sitúa en Egipto. Entró a ser cultivada en Europa durante el siglo XII y de ahí se extendió al resto del mundo.
Descripción de la Calendula officinalis
Es una planta herbácea, anual, de color verde claro y de 30 a 50 centímetros de altura según la variedad y edad de la planta.
En sus comienzos vegetativos, la Calendula officinalis crece como una roseta basal de hojas, que posteriormente desarrolla tallos angulosos y a menudo ramificados desde la base, formando densas masas vegetales que cubren entre ellas las zonas ajardinadas con esta planta.
Sus hojas de color verde intenso son oblongolanceoladas, crecen alternas y pueden llegar fácilmente hasta los 13 centímetros de largo.
Sus flores son inflorescencias que se encuentran en los extremos de sus tallos. Son de color amarillo o anaranjado dentro de diferentes gamas tonales según la variedad. Su diámetro oscila entre 3 y 6 centímetros.
Esta planta se cultiva como anual y se desecha después de florecer.
El cultivo de la Calendula officinalis
Su cultivo profesional se realiza en viveros de forma industrial, normalmente comenzando en el mes de septiembre y alargándose hasta mediados de invierno, momento en el que comienzan los cultivos para su venta en primavera.
Estos parten con semilleros cultivados por viveros especializados y la duración del cultivo se viene a situar entre los 60 y 90 días, en macetas de unos 11 ó 13 centímetros de diámetro.
En cambio, los aficionados a la bricojardinería suelen comprar los sobres de semillas para su cultivo. El disponer de información técnica profesional al respecto es de gran ayuda para realizar su cultivo. En este caso, aportamos datos técnicos de interés referente al cultivo de la Caléndula. Estos deben de tomarse siempre como orientación ya que según las variedades cultivadas, sustrato utilizado, clima, etc. pueden influir notablemente en los resultados.
A partir de finales de verano podemos comenzar con su siembra en bandejas con un sustrato especial para semilleros o en su defecto con un sustrato especial para plantas de interior.
Tras la siembra a voleo sobre el sustrato, cubriremos las semillas ligeramente con el mismo tipo de sustrato, lo regaremos con cuidado para no destapar las semillas y procuraremos que se mantenga húmedo hasta que germinen.
Si el semillero lo realizamos en épocas más frías, podemos protegerlo con cubiertas de cristal o utilizando mini invernaderos con calefacción.
Una vez germinadas, procuraremos que las plántulas se fortalezcan sacándolas a la intemperie durante las horas del día.
Cuando las plántulas tengan del orden de 4 a 8 hojas verdaderas (sin contar los cotiledones), procederemos a su plantación en unas macetas de unos 10 centímetros de diámetro aproximadamente. Una vez crezcan y adquieran un tamaño razonable ya las podremos plantar directamente en el jardín, tal y como si las hubiésemos comprado directamente de un vivero, centro de jardinería, etc.
En sustrato indicado para su plantación en las macetas puede ser un sustrato universal o sustrato para plantas de exterior, con un pH de entre 5,5 y 6,5. La Ec (conductibilidad eléctrica del sustrato) deseada debe de situarse entre 1,5 y 2,5.
Las temperaturas ideales de cultivo son entre 2 a 6ºC durante la noche y de 20ºC durante el día. Por debajo de ellas se ralentizará su desarrollo y por encima se acelerará, manteniendo en ambos casos un crecimiento forzado no deseado.
La exposición de las nuevas plantas recién plantadas será a pleno sol ya que en esta época del año, cuando se cultiva la Caléndula, el tiempo no es muy caluroso.
Los riegos serán moderados, siendo frecuentes durante la primera semana y distanciados durante el resto de cultivo para favorecer su desarrollo radicular.
Los abonados pueden realizarse a partir de las 4 ó 5 semanas de cultivo con un abono del tipo 18-12-24 en fertirrigación (abono mezclado en el agua de riego), a una dosis de 1 gramo por litro y con una frecuencia de 2 veces a la semana.
Las plagas más comunes que se pueden presentar son el pulgón, la mosca blanca, caracoles, babosas y el Minador.
En cuanto a las enfermedades no son muy frecuentes, pero en el caso de riesgo, la Botrytis y Pythium pueden ser los más propensos a manifestarse.
En estas condiciones, el tiempo de cultivo de la Caléndula desde su repicado (plantación a la maceta) y estar listas para su plantación directamente en el jardín es de 8 a 12 semanas.
Cuidados de la Calendula officinalis
Esta planta se cultiva como anual y se desecha después de florecer. Por lo tanto estamos ante una planta de temporada con una vida ornamental que se sitúa entre los tres y cinco meses de media.
Es una planta ideal para disfrutarla durante los meses más fríos del año tanto en macetas, jardineras como en el jardín. Especialmente está indicada para arriates en combinación con otras plantas perennes vigorosas.
Buscaremos siempre una ubicación a pleno sol, aunque tolera bien la semi sombra. De hecho vegeta bastante bien bajo la copa de los árboles poco frondosos.
La rusticidad de la Calendula officinalis le permite crecer en suelos relativamente poco fertilizados aunque en aquellos bien abonados, su desarrollo es más rápido y frondoso. Procuraremos que estos estén bien drenados y si la tierra normal de jardín no es muy permeable, podemos mezclarla con arena lavada.
Es una planta que prefiere los climas templados, aunque resiste heladas moderadas de hasta -3°C y sequías poco prolongadas.
La Calendula officinalis requiere una humedad constante, si bien los riegos en esta época fría del año no suelen ser muy frecuentes ya que las lluvias se presentan a menudo.
Los abonados del jardín deben de ser ricos en Potasa y Fósforo para mantener las plantas fuertes y bien estimuladas para la floración.
Es importante de cara a obtener una mejor floración cortarle las flores marchitas.
Plagas y enfermedades de Calendula officinalis
En cuanto a enfermedades se pueden presentar manchas en las hojas provocadas por distintos hongos como la Cercospora, Colletotrichum o la Alternaria.
También se puede presentar el Oidium que se manifiesta en las hojas recubriéndolas de un micelio blanquecino cuando se da un ambiente húmedo.
A nivel de tallo puede aparecer la Rhizoctonia y la Sclerotinia que pueden causar la podredumbre del tallo.
Y con el frío y las bajas temperaturas, la Botrytis cinérea o moho gris es un clásico.
Para todos los casos, la solución es mantener las plantas bien nutridas, evitar la humedad excesiva y si aparece la enfermedad realizar tratamientos con los fungicidas recomendados por los centros comerciales especializados,
Respecto a las plagas, los pulgones pueden deformar las hojas y brotes tiernos, además de propagar también los virus.
Debemos tener cuidado con las larvas minadoras, en este caso las larvas de la mosquita Phytomiza que ocasiona con sus galerías la pérdida de la floración.
Prestemos atención a la mosca blanca y orugas. Las primeras debilitarán a la planta y las segundas, además ocasionarán daños irremediables en su follaje.
Todas estas plagas se combaten con insecticidas sistémicos, salvo los caracoles y babosas que debemos emplear cebos envenenados llamados antilimacos.
Flores de Calendula officinalis
En hemisferio norte, las flores de Calendula officinalis son una de las principales opciones recurridas para la decoración de nuestros jardines durante los períodos más fríos del año.
Las flores de Calendula officinalis crean grandes y ‘vivas’ manchas de color en el jardín ya que se utilizan básicamente en la formación de parterres. Su impactante color destaca especialmente sobre zonas plantadas de césped.
Curiosamente, el surtido de colores varietales es muy escaso comparado con las demás plantas de temporada de otoño e invierno. Este se limita básicamente al amarillo, naranja, albaricoque y mezcla de las anteriores en sus diversas gamas tonales.
Las flores de Calendula officinalis crecen en los extremos de sus tallos. Son como decimos básicamente de colores amarillos o anaranjados en diferentes tonalidades según la variedad. También según esta, su diámetro oscila entre los 3 y 6 centímetros.
Sus flores pueden llegar a producir grandes cantidades de semillas, si bien no nos servirá para su multiplicación para la campaña próxima. Bueno, en realidad sí germinarán y evidentemente tendremos Caléndulas para plantar en nuestro jardín, pero la calidad de estas no será igual.
El motivo es que prácticamente la totalidad de variedades comerciales son híbridos. Esto implica que siempre tendríamos que recurrir a los mismos parentales y protocolos de fecundación para obtener esa misma variedad.
Curiosamente los pétalos tienen aplicaciones culinarias y medicinales, conteniendo numerosas propiedades como anti inflamatorias, antisépticas, calmantes, antibióticas… y para tratar indigestiones, úlceras estomacales y conjuntivitis. Eso sí, siempre bajo la supervisión y asesoramiento de profesionales en esta materia.
Se dice que se solía utilizar en la cocina como azafrán del pobre ya que aportaba a los guisos cierto color y sabor.
La Calendula officinalis como protectora de nuestros huertos
La Calendula officinalis, junto a otras especies como la albahaca, por ejemplo, es una aliada para el control ecológico de plagas en los huertos urbanos. El motivo: tiene la peculiaridad de ahuyentar a diferentes insectos que ocasionan daños en los cultivos hortícolas.
Para ello, basta con la plantación de varias unidades de Calendula officinalis entre las líneas de cultivo. Estas, además de aportar colorido y belleza, animarán a los insectos a que busquen otras masas vegetales donde asentar su población y alimentarse, por lo que no dañarán a las plantas cercanas a ellas.
También es cierto, que no debemos confundir este método de control de plagas, con lo que son los propios tratamientos fitosanitarios tradicionales. Lo que, si contribuyen, es a reducir notablemente la presencia de estos insectos dañinos y con ello eliminar o reducir otros métodos de lucha.