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sábado, 21 septiembre, 2024
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Los fondos de los lagos concentran el 60% de su diversidad microbiana

Los fondos de los lagos son ‘fósiles vivientes’ de bacterias

Los expertos calculan que actualmente sólo se conoce entre el 1% y el 5% de las especies bacterianas del planeta, y su forma de relacionarse entre ellas y con el medio ambiente también es una incógnita.

La presencia de las flores en el universo del amor

El amor es la única cosa que crece cuando se reparte
Antoine de Saint-Exupery

14 de febrero, “Día de los Enamorados”

Las flores han sido utilizadas como emisarias del amor desde la antigüedad. Con flores expresamos sentimientos, deseos, pasiones y declaraciones de intenciones.

Las civilizaciones de antiguo Oriente fueron las primeras en emplear las flores para transmitir ideas y sentimientos, una costumbre que se extendió por todos los países del mundo sobre todo a partir del siglo XVI en Europa.

Deshojando una margarita preguntamos: ¿me quiere?, ¿no me quiere?.

Por otra parte, «dar calabazas» es una expresión utilizada hoy en día para ‘rechazar a alguien que propone una relación amorosa a otra persona, que no le corresponde’. Su origen proviene de la Antigua Grecia, donde la calabaza se consideraba anafrodisíaca (antiafrodisíaca), por lo que ofreciéndolas contribuíamos a apagar el fuego de la lujuria evitando así los escarceos amorosos. Durante la Edad Media, el clero recomendaba utilizar pepitas de calabaza durante el rezo para alejar los pensamientos impuros y lascivos; incluso se pensaba que mascar sus pepitas contribuía a cumplir el voto de castidad. La expresión siguió tomando forma en tiempos de Cervantes, en los que significaba «desairar» o «no conceder a alguien lo que pide», incluso comenzaba a utlizarse en el contexto del noviazgo. En algunas zonas rurales de Cataluña, cuando el pretendiente no era del lugar, se le invitaba a comer a casa de la chica. Si le ofrecían fuego para el cigarro significaba se aceptaba el noviazgo; si se le servía un plato de calabaza, quería decir que el mozo no era del agrado de la familia.

La rosa siempre ha sido la flor del amor. Mandar una rosa es decir “te quiero”. Una rosa roja abierta es el símbolo de un romance ya concretado aunque sólo fuese en caricias y besos furtivos. Las rosas amarillas representan al “amor eterno”. La de pétalos rosados es sinónimo de “te amo tiernamente”. Las de color rojo “te amo con locura”. Empledas en ciertas ceremonias religiosas fúnebres, en siglos pasados las rosas blancas no eran portadoras de felices mensajes en el amor, ya que con ellas, uno de los miembros de la pareja anunciaba al otro el fin del amor.

Pero la simbología de las flores es muy extensa: con los gladiolos se convocaba una cita amorosa, siendo su número un indicador de la hora del encuentro. El clavel rojo expresaba “mi corazón suspira por ti”. El jacinto, emblema de la constancia expresa la persistencia “seguiré intentándolo”.

En la Edad Media las novias solían llevaban al altar un ramo de verbena para garantizar la dicha conyugal. Regalar un ramo de verbena equivalía, de hecho, a una propuesta de matrimonio.

Hoy día, las flores mantienen todavía su condición de emisarias del amor. Regalar flores el 14 de febrero, Día de los enamorados es igual a decir «te quiero».

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Hamamelis virginiana

El Hamamelis virginiana es un arbusto, leñoso, monoico, que alcanza 2-7 m de altura con corteza esponjosa color gris, perteneciente a la familia de las Hamamelidáceas procedente de América del Norte.

Agallas de roble

Las agallas de roble son unas curiosas bolas del tamaño de una nuez, de color marrón, provistas de unos piquitos que a menudo forman una corona, y de interior esponjoso y con aspecto acorchado.

Las agallas están presentes en numerosas especies y son estructuras de tipo tumoral inducidos por insectos y otros artrópodos, nemátodos, hongos e incluso bacterias. Estas agallas son la respuesta de la planta a la presencia del parásito en cuestión con un crecimiento anómalo de su tejido que intenta aislar el ataque o infección.

Según el individuo causante o la especie amenazada, este tejido de nueva formación adquiere formas muy variadas aunque todas con el mismo objetivo.

En el caso de las agallas de roble (Quercus ilex, Quercus coccifera, Quercus faginea, Quercus rotundifolia, Quercus suber…), se producen por la picadura de un insecto de la familia de los himenópteros Cynípedos (familia Cynips) en los brotes jóvenes, para hacer la puesta, quedando protegidos los huevos por estas.

Por otra parte, llama la atención o curiosidad a nivel científico las generaciones alternantes de estos insectos. En otoño Dryophanta folii, ágama o asexuada, pone sus huevos en los brotes tiernos y yemas produciendo las pequeñas agallas de invierno; la siguiente generación emerge en los meses de abril a mayo. La forma sexuada del cinípido, Dryophanta taschenbergii hembra, una vez fecundada, pone sus huevos en las hojas de los robles produciendo las agallas de verano, incubadoras de la forma asexuada.

Destacar que estas agallas de roble son muy apreciadas por su riqueza en taninos.

Ya a título general entre los productores de agallas en las plantas se encuentran los insectos (incluyendo avispas cinípidas, varios tipos de dípteros, pulgones y psílidos), hongos (Gymnosporangium), bacterias (Agrobacterium tumefaciens), virus e incluso otras plantas (Viscum).

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La Luna y la Rosa (Miguel de Unamuno)

LA LUNA Y LA ROSA

Mira que es hoy en flor la rosa llena;
cuando en otoño de su fruto rojo
será la rosa nueva…

En el silencio estrellado
la Luna daba a la rosa
y el aroma de la noche
le henchía -sedienta boca-
el paladar del espíritu,
que adurmiendo su congoja
se abría al cielo nocturno
de Dios y su Madre toda…

Toda cabellos tranquilos,
la Luna, tranquila y sola,
acariciaba a la Tierra
con sus cabellos de rosa
silvestre, blanca, escondida…
La Tierra, desde sus rocas,
exhalaba sus entrañas
fundidas de amor, su aroma …

Entre las zarzas, su nido,
era otra luna la rosa,
toda cabellos cuajados
en la cuna, su corola;
las cabelleras mejidas
de la Luna y de la rosa
y en el crisol de la noche
fundidas en una sola…

En el silencio estrellado
la Luna daba a la rosa
mientras la rosa se daba
a la luna, quieta y sola.

Miguel de Unamuno

Castaños del Temblar

Los Castaños del Temblar, son un conjunto de cinco castaños monumentales situados en un antiguo huerto abancalado junto al Arroyo del Temblar en el municipio de Segura de Toro (Cáceres).

El ejemplar más destacado es el denominado Hondonero, situado en la parte más baja de la finca, de ahí su nombre. Con una altura total de 25 m. tiene un perímetro de tronco a 1,30 m. de 7,8 m., un diámetro máximo de copa de 25,6 m. y una edad estimada de 700 años. Puede considerarse el castaño (Castanea sativa) más valioso de Extremadura.

Castaños del Temblar
Árboles monumentales Castaños del Temblar (ampliar fotografía)

Aguas arriba del arroyo se sitúa el denominado Castaño del Arroyo, que es el ejemplar más viejo de estos castaños con unos 800 años. Más retirados del arroyo se sitúan El Bronco, con su tronco en espiral y El Retorcío con su tronco formado por gruesos paquetes de fibras que van girando dándole un aspecto muy característico. Por último, en la parte más alta de la finca se encuentra El Menuero, que por estar más alejado del arroyo, da las castañas más menudas.

Loro, Azarero o Laurel de Portugal

El Loro, Azarero o Laurel de Portugal, (Prunus lusitanica) perteneciente a la familia Rosaceae, es un pequeño árbol perennifolio que puede alcanzar 10 m de altura, en general, inerme, con hojas coriáceas y perennes, aserradas, que se considera un relicto de los bosques de laurisilva terciarios.

Invernaderos con paneles solares

En las líneas de investigación y desarrollo que se vienen llevando a cabo en la búsqueda de obtención de energías respetuosas con el medioambiente, se encuentra la desarrollada por el fabricante de invernadero ININSA con sus invernaderos con paneles solares.

Se trata de un modelo multicapilla de techo mixto está diseñado especialmente para soportar placas fotovoltaicas en parte de su cubierta, con posibilidad de instalación tanto cubiertas rígidas (PVC, Policarbonato, chapa metálica) como flexibles (film plástico, mallas) en la parte del techo no ocupada por las placas fotovoltaicas.

Este modelo de invernaderos con paneles solares se ha desarrollado cumpliendo exigentes parámetros de cálculo, introduciendo resistencias estructurales hasta ahora no contemplados en estructuras de invernaderos, tales como la sismo-resistencia.

Diseñado y desarrollado por ININSA en colaboración con el Departamento de Ingeniería de la Universidad de Roma “Tor Vergata”. La principal ventaja de este invernadero fotovoltaico es el conseguir la producción agrícola del cultivo simultáneamente con la producción de energía eléctrica obtenida con las placas fotovoltaicas situadas en el techo de la estructura.

Invernaderos con paneles solares

Los invernaderos con paneles solares son totalmente personalizables en función de diversos parámetros tales como requerimientos del cultivo elegido, potencia deseada de la instalación, dimensiones de las placas fotovoltaicas, situación de la finca, etc.

Y no es proyecto de Invernadero Fotovoltaico sino una realidad, ya que ININSA los viene instalando en España e Italia en las ciudades de Calabria, Lazio y Veneto por ejemplo.

Con el consumo de flores, plantas ornamentales, frutas y hortalizas cultivadas en invernadero con paneles solares, además de disfrutar o alimentarse con ellas, contribuimos a tener un planeta más limpio y sostenible.

Planta de Jade, crassula ovata

La planta de Jade (Crassula ovata), también conocida como árbol de jade, es una planta suculenta perenne, originaria de África del Sur.

Sus ramas son gruesas y sus hojas carnosas de color verde jade de 3 a 7 cm, que crecen en pares opuestos a lo largo del tallo. Los tallos jóvenes tienen el mismo color y textura que las hojas, volviéndose leñosos y marrones con la edad.

Su floración se manifiesta en pequeños racimos de flores estrelladas y blanquecinas, que crecen juntos, y se produce en otoño/invierno, normalmente hacia finales del mes de diciembre.

La planta de Jade pertenece a la famila de las crasuláceas de las que existen alrededor de 1.400 especies divididas en 33 géneros. Estas plantas almacenan agua en sus hojas suculentas ya que su hábitat suele ser típico de zonas secas y calurosas, donde el agua es escasa.

El característico porte arbóreo de esta especie requiere de podas, con el fin de que el tronco pueda soportar el peso de las pesadas hojas y ramas que van formando la copa. Estas podas se deben realizar en primavera, antes de que comience la estación de crecimiento, con ellas se estimula el engrosamiento del tronco y el crecimiento de las raíces.

Necesita exposición al sol y altas temperaturas, aunque es capaz de adaptarse a condiciones de frío y heladas frecuentes, aunque en estos casos la floración no es tan abundante y crece con menor vitalidad. Se adapta bien en zonas costeras. Prefiere suelos arenosos aunque también puede vivir en los de tipo pedregoso y volcánico. Si se planta en recipientes debe tener buen drenaje.

Se reproduce mediante esqueje de tallos o de hoja. En la naturaleza, los tallos y las hojas a menudo se desprenden cayendo al suelo, y después de unas semanas, pueden echar raíces y formar una nueva planta.

En jardinería se usa en rocallas o plantada en grandes macetas en el exterior en climas templados. También se suele utilizar como bonsai de interior ya que puede controlarse muy bien su crecimiento.

Flores de invierno

Llamamos flores de invierno a las plantas de floración invernal.

El madroño que se llena de miles de flores blancas en forma de campanita, en esta época del año, es un buen ejemplo de planta autóctona de la península ibérica, con floración invernal.

También el brezo, cuyas flores tubulares, de colores que van desde el blanco al rosa fucsia, llenan las ramas de este arbusto, visitado en invierno por las abejas para fabricar miel.

Para vencer las bajas temperaturas las flores suelen ser muy resistentes, de pequeño tamaño, y agrupadas en forma de racimos en una misma rama y desarrolladas en formas redondeadas o tubulares, mediante las que protegen sus órganos reproductores.

Estas plantas eligen el invierno para florecer, ya que en esta estación no hay abundancia de flores por lo que con ello logran hacer más factible el ser visitadas por los insectos, evitando la competencia primaveral y aumentando las posibilidades de ser polinizadas.

Algunas de las plantas que florecen en invierno son: Asteriscus maritimus, Camelia, Ciclamen, Cornejo, Chaenomeles, Dafne, Galantus, Hamamelis x intermedia, Heléboro, Jazmín de invierno (Jasminum nudiflorum), Lirio (Iris inguicularis), Madroño, Mahonia, Prunus, Rododendro, Skimmia, Viburnos…

Quercus faginea

Albar, bellota, billota, cajiga, cajigá, cajigu, carcoxa, carrasca, carrascal, carrascalejo, cascabillo, caxigo, encina, enciniego, gállara, gaña (agalla), llata, macharu, matoju, quejido, quejiga, quejigo, quejio, rebollo, roble, roble ancina, roble andaluz, roble carraspo, roble carrasqueño, roble encimego, roble encina, roble enciniego, roble matorrizo, roble quejigo, robre, rebollo, tallar… son la gran cantidad de nombres comunes con los que se conoce al Quercus faginea, perteneciente a la familia de las Fagáceas.

El Quercus faginea es un árbol crece exclusivamente en la región Mediterránea Occidental (España, Portugal y Norte de África). En el caso de España sobre todo en Andalucía, Castilla la Mancha, Extremadura y región de Murcia. Destacar la existencia de grandes ejemplares en Andalucía, en concreto en el Macizo de Ronda – Sierra de las Nieves (Málaga), en el Parque Natural de Sierra Mágina (Jaén) y en el nacimiento de río Mundo.

El Quercus faginea es menos tolerante que la encina con la sequía estival y aparece formando manchas en las áreas más húmedas de los encinares. Crece en todo tipo de suelos y muy bien con climas de fuertes contrastes (continentales). Se le puede encontrar en las montañas del sur ibérico hasta los 1900 metros de altitud y requiere unas condiciones semejantes a las de la encina, aunque necesita suelos algo más frescos y profundos. Comparte hábitat con las especies típicas del encinar en su faciación menos seca como por ejemplo Quercus rotundifolia, Pistacia terebinthus, Rhamnus alaternus, Prunus mahaleb, etc.

Como descripción, es un árbol semejante a la encina, aunque con follaje menos denso. Alcanza tamaños hasta los 20 metros, aunque en ocasiones tiene un porte arbustivo.

Es de hoja caduca. Estas son de color verde lustroso por el haz y pálido por el envés, con el borde recorrido por dientes poco profundos y a veces punzantes. Aunque de hoja caduca, se pueden encontrar en pleno invierno hojas que conservan aun su color verde junto con las marchitas, que permanecen largo tiempo en sus ramas antes de caer.

Florece entre abril y mayo, casi siempre antes que la encina. Sus flores son muy sencillas y van reunidas en grupitos sobre amentos colgantes.

Cuando se fecundan, su fruto es una bellota de interés en montanería, cuya cúpula está recubierta de escamas aovadas, algo prominentes en el dorso y de aspecto aterciopelado. Estas bellotas se disponen en grupos y nacen sobre cortos pedúnculos. Maduran y se diseminan hacia septiembre u octubre.

El Quercus faginea produce leña y bellota para montanería, aunque en ambos casos peores que las de la encina, por lo que se suele favorecer el desarrollo de esta. Presenta una importante propagación vegetativa desde raíces secundarias, lo que contribuye a estabilizar las formaciones arbustivas.

Penyagolosa

Penyagolosa, es probablemente la montaña más emblemática de la Comunidad Valenciana, siendo con sus 1.814 metros, el pico más alto de la provincia de Castellón y el segundo de la comunidad tras el Cerro Calderón (1.839 m.), localizado en el Rincón de Ademuz.

De orografía abrupta, posee un perfil que es inconfundible, producto de la erosión a lo largo del tiempo. Su pared sur es un precipicio con una caída vertical de 300 m, mientras que la vertiente norte es una suave pendiente.

El Mazizo de Penyagolosa, fue declarado Parque Natural el 7 de abril de 2006. Ocupa una extensión de 1.094 ha (10,94 km2) repartida entre los municipios de Villahermosa del Río, Xodos y Vistabella del Maestrazgo. El primero de ellos, perteneciente a la comarca del Alto Mijares y los dos restantes a la del Alcalatén, todos ellos dentro de la provincia de Castellón.

Xodos
Xodos

La vegetación del mazizo de Penyagolosa es de una increible variedad, con más de un millar de especies. Esta riqueza botánica se debe a las diferencias altimétricas que se dan en el terreno, y a las diferentes características geológicas, con sustratos calcáreos y silíceos.

Para garantizar la conservación de especies vegetales raras y en peligro, se creó en 1998 la microrreserva del Barranco de la Pegunta, de 20 ha de extensión y actualmente integrada en el Parque. De entre las especies que encuentran protección en la reserva destacan el acebo (Ilex aquifolium), el tejo (Taxus baccata), la campanilla de invierno (Galanthus nivalis) y la lechuguilla del bosque (Hieracium valentinum).

Del rico sistema forestal de Penyagolosa, cabe destacar las comunidades de pino negral (Pinus nigra), pino rodeno (Pinus pinaster) y pino albar (Pinus sylvestris). En las cotas más altas también encontramos la sabina albar (Juniperus thurifera), el roble valenciano, el tilo (Tilia platyphyllos), y el quejido (Quercus faginea). Las formaciones boscosas más interesantes del macizo, las conforman los melojos o rebollos (Quercus pyrenaica), siendo el rebollar de Penyagolosa, por sus características, un bosque único en la provincia de Castellón.

Pi Gros de les Quatre Forques
Pi Gros de les Quatre Forques

Dentre los árboles monumentales catalogados en el Parque, destascan el Pi Gros de les Quatre Forques y el Pi Gros de les Cinc Branques (Pinus nigra Arnold), ambos de unos 200 años; el Teix del Barranc de la Teixera (Taxus baccata L.), de unos 1.000 años; y el Pi Roig de Manuel Calduch i Almela (Pinus sylvestris) de unos 100 años.

En cuanto a la fauna, en Penyagolosa se encuentra la mayor población de murciélagos de cueva de toda la Comunidad Valenciana. Otros mamíferos con destacada presencia son la cabra montés, el gato montés, la gineta y el tejón. Entre los reptiles, destacan el eslizón ibérico y la lagartija. De los anfibios, el gallipato y de los peces la madrija.

De la importante avifauna de Penyagolosa, merecen mención especial las grandes rapaces como el águila real, el águila perdicera, el búho real, el halcón peregrino, la aguililla calzada y el águila culebrera. También encontramos aves carroñeras como el buitre leonado y el alimoche. Relevante es la presencia de aves como la totovía, el piquituerto, el martín pescador, el pico picapinos, y el mirlo acuático.

De entre la fauna invertebrada destacan, sobre todo, ciertas especies de lepidópteros, como la mariposa luna o isabelina, la mariposa doncella de ondas rojas y la mariposa apolo o gota de sangre.

La Amenaza de la Flor (Alfonso Reyes)

LA AMENAZA DE LA FLOR

Flor de las adormideras:
engáñame y no me quieras.

¡Cuánto el aroma exageras,
cuánto extremas tu arrebol,
flor que te pintas ojeras
y exhalas el alma al sol!

Flor de las adormideras.

Una se te parecía
en el rubor con que engañas,
y también porque tenía,
como tú, negras pestañas.

Flor de las adormideras.
Una se te parecía…
Y tiemblo sólo de ver
tu mano puesta en la mía:
¡Tiemblo no amanezca un día
en que te vuelvas mujer!

Alfonso Reyes

El arte efímero de Sergio Ferrúa

Sergio Ferrúa (1959) es un artista nacido en San José, Uruguay, formado como escultor en la ciudad de Buenos Aires, donde obtiene varios premios y menciones, entre ellos el premio en la bienal de Buenos Aires por su obra “Serie de bocetos” (1985).

Flores para San Valentín

En la historia del Día de los enamorados, de una manera u otra, siempre han estado presentes. Las flores para San Valentín son un clásico y además, a cada tipo de flor y color se han asociado una determinada característica o rasgo de la personalidad, lo que ha permitido desarrollar todo un código para expresar sentimientos.

El cambio climático duplica la pérdida de hojas de los árboles mediterráneos

El cambio climático está incrementando la frecuencia y severidad de fenómenos climáticos extremos, como sequías, inundaciones, tormentas de viento y huracanes.

Diferencias entre encina y alcornoque

Las diferencias entre encina y alcornoque son más que notables, si bien ambas pertenecen al mismo género Quercus. En el caso de las encinas (Quercus ilex L.) existe una especial variabilidad en España, por el contrario, el alcornoque (Quercus suber) es evolutivamente más estable.

Fernando Botero

Fernando Botero Angulo (Medellín, 1932) es un artista de indiscutible talento y originalidad, reconocido por sus personajes de apariencia grotesca y con proporciones descomunales.

A una Flor (Manuel Acuña)

A UNA FLOR

Cuando tu broche apenas se entreabría
para aspirar la dicha y el contento
¿te doblas ya y cansada y sin aliento,
te entregas al dolor y a la agonía?

¿No ves, acaso, que esa sombra impía
que ennegrece el azul del firmamento
nube es tan sólo que al soplar el viento,
te dejará de nuevo ver el día?…

¡Resucita y levántate!… Aún no llega
la hora de que en el fondo de tu broche
des cabida al pesar que te doblega.

Injusto para el sol es tu reproche,
que esa sombra que pasa y que te ciega,
es una sombra, pero aún no es la noche.

Manuel Acuña

Frutales en maceta

Desde hace años, los centros de jardinería y grandes superficie ofrecen la posibilidad de comprar frutales en maceta. Entre sus ventajas se encuentra la posibilidad de poder plantarlos durante todo el año, aunque también hay otra muy importante: poder cultivarlos en nuestras terrazas y balcones.

Prácticamente todos los frutales pueden ser cultivados en maceta o contenedor con gran garantía de éxito. Naranjos, limoneros, manzanos, perales, granados, cerezos… son un claro ejemplo de ello.

Los frutales en maceta en el balcón o terraza no son sólo elementos decorativos. Por una parte, durante su floración aportan colorido y perfuman el ambiente durante semanas. Por otra, nos permite presenciar en primera línea su desarrollo, como las flores se fecundan y sus frutos evolucionan hasta alcanzar su madurez, momento en el que disfrutamos de su sabor con el valor añadido de su recolección en la propia casa.

Las selección de las variedades es importante y las recomendadas en el centro de jardinería es importante ya que ellos conocen cuales funcionan mejor en una zona concreta.

Los cuidados son fundamentales. Como plantas de exterior deben de tener la mayor luminosidad posible, la maceta o contenedor debe contener un volumen de sustrato adecuado a su tamaño y los cuidados deben ser adecuados a la especie de frutal en cuestión.

Los sustratos tipo plantas de exterior o de plantación son los más adecuados. Si le aportamos arcilla mejorará notablemente.

Por regla general, los abonos tienen incorporado microelementos como hierro, magnesio, zinc, potasio, etc. y si son quelatados mucho mejor. En primavera y verano son los adecuados a estas fechas y de cara al invierno, más ricos en potasa para hacer que los frutales sean más fuertes ante los fríos.

El riego debe de ser frecuente y moderado. Recordemos que el sustrato es limitado en volumen. Podemos pensar que se trata de un bonsái pero a lo grande.

Su exposición debe de ser en un lugar claro y soleado, incluso soportando el sol directo. Sólo en aquellas especies que así lo necesiten, pueden ubicarse en sitios más resguardados.

Las podas serán de acuerdo a la especie que cultivemos. Si es de hoja caduca la realizaremos durante el reposo vegetativo invernal y si es de hoja perenne cuando sea necesario. Tengamos cuidado en no podar aquellas ramas o en momentos en los que se ponga en peligro su floración. Con la poda también conseguiremos mantener el frutal en maceta en las dimensiones deseadas.

Otro aspecto a tener mucho cuidado es el de la fecundación de sus flores. Muchos frutales necesitan de los llamados polinizadores (cultivar dos variedades diferentes en el mismo campo para que unas polinicen a las otras). Ante esta situación, repasar con cuidado los estambres y pistilo de sus flores con un pincel, puede ayudar notablemente a un aumento de su producción. La frecuencia recomendada es cada dos o tres días y sin limpiar nunca el pincel.

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