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viernes, 20 septiembre, 2024
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Phragmites australis o carrizo

El Phragmites australis o carrizo viste con destacadas zonas de color verde los humedales y orillas de cursos de agua en primavera… y de cálidos amarillos y ocres en otoño e invierno (en el hemisferio norte).

Fotoperiodo

En ocasiones oímos que esta o aquella planta le afecta el fotoperíodo para su germinación, crecimiento o floración. ¿Qué significa esto?

Castaño Santo de Istán

El Castaño Santo de Istán (Málaga), declarado recientemente Monumento Natural por la Junta de Andalucía, es un extraordinario ejemplar de castaño (Castanea sativa), ganador en 2010 del premio «Árbol emblemático» concedido por la ONG Bosques sin Fronteras en colaboración con la Fundación Biodiversidad. Estos premios distinguen cada año a los árboles y bosques más sobresalientes de toda España.

Juncus effusus o junco fino

El Juncus effusus o junco fino, aunque también conocido en algunos lugares como junco de esteras, es una planta acuática muy extendida por países del Mediterráneo y zonas de Gran Bretaña e Irlanda.

El Juncus effusus o junco fino es una planta herbácea, perenne y rizomatosa que pertenece a la familia de las juncáceas.

En España en concreto la podemos ver en algunas zonas encharcadas, en los bordes de arroyos y ríos, en los marjales mediterráneos, acequias y demás zonas pantanosas.

Sus tallos son lisos de color verde claro, de aspecto cilíndrico de alrededor de los 5 milímetros de diámetro, que en condicione favorables puede alcanzar alturas entre los noventa centímetros y el metro y medio.

Su floración carece de valor ornamental. Esta se produce desde finales de primavera a bien entrado el verano. En realidad es una inflorescencia ya que sus flores se agrupan en varios racimos sobre un mismo punto de emisión y en la mayoría de los tallos. Una vez fecundadas produce un fruto en cápsula ovoide de color castaño.

El Juncus effusus o junco fino crece de forma silvestre, pero también es una planta muy utilizada en la regeneración del paisaje, en especial de zonas húmedas tanto costeras como de interior. Para ello se cultiva en viveros especializados, normalmente en bandejas de alvéolo forestal.

Vivero productor de Juncus effusus (www.paisajesdelsur.com)

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Ascophyllum nodosum o Laminaria de Noruega

En muchas ocasiones vemos fertilizantes a base de extractos de algas marinas, normalmente haciendo mención de procedencia de Ascophyllum nodosum o Laminaria de Noruega. Alga que crece en abundancia en las zonas litorales, áreas periódicamente cubiertas por las mareas altas y bajas.

Equilibrio y riqueza de los fertilizantes y abonos

Conocer y saber interpretar el equilibrio y riqueza de los fertilizantes y abonos para nuestras plantas es fundamental a la hora de establecer tanto el momento de su aplicación como el de sus dosis.

Tipos de abonos o fertilizantes

Cuando vamos a comprar un tipo de agronutriente para nuestras plantas en nuestro punto de venta habitual, vemos que los hay de todos los tipos, desde orgánicos a minerales y dentro de ellos con diferentes formulaciones. Es importante saber entre tantos tipos de abonos o fertilizantes cuáles necesitamos de verdad.

El cultivo de Impatiens walleriana

El sustrato indicado para el cultivo de Impatiens wallerianasustrato universal” o “sustrato para plantas de exterior”, aunque también se puede llegar a utilizar, dada su rusticidad un “sustrato para plantas de interior”, con un pH de entre 6 y 6,5. La Ec (conductibilidad eléctrica del sustrato) deseada debe de situarse entre 1 y 1,5.

Las temperaturas ideales son entre 10 a 12ºC durante la noche y de 20 a 25ºC durante el día. Por debajo de ellas se ralentizará su desarrollo y por encima se acelerará, en ambos casos, su crecimiento no será el idóneo.

La exposición del Impatiens walleriana será en zonas sombreadas. Una ubicación excesivamente soleada desecará sus hojas y disminuirá la velocidad de su desdarrollo.

En el caso de estar en el interior del hogar, ubicar el Impatiens cerca de la ventana con la mayor luz posible. De lo contrario, no florecerá tanto y sus flores perderán intensidad en sus coloridos.

Las plagas más comunes que se pueden presentar son el thrips, araña roja y pulgón.

En cuanto a las enfermedades no son muy frecuentes, pero en el caso de riesgo, el Pythium, Rhizoctonia y Botrytis, pueden ser las más propensas a manifestarse.

En estas condiciones, el tiempo de cultivo del Impatiens walleriana desde su repicado (plantación a la maceta) y estar listas para su plantación directamente en el jardín es de 6 a 9 semanas.

Yasunia, un nuevo género de planta

Yasunia es el nombre del nuevo género de planta descubierto en el Amazonas. A él se asocian dos nuevas especies de plantas amazónicas, una de Ecuador y otra de Perú.

Opuntia ficus-indica, la Chumbera

En España la Opuntia ficus-indica, la Chumbera, es una planta singular ya que la podemos encontrar en estado silvestre, en huertos y jardines como planta aislada… y en cultivo tanto para la producción de frutos, elaboración de licores e incluso para la producción de tinte.

Flores de tulipán

Se puede disfrutar de las flores de tulipán tanto en la modalidad de flor cortada, planta en maceta o como planta en el jardín. Destacar que la elección de la variedad es muy importante a nivel profesional, ya que se le exige el máximo rendimiento, sin embargo, a nivel de aficionado, todas estas modalidades pueden ser consideradas dentro de la misma variedad.

Si hablamos de flores de tulipán primero debemos hablar de tipos, y siguiendo la propuesta de la Asociación Real de cultivadores de bulbos holandeses, estos se clasifican en “tulipanes botánicos” que aún se cultivan, y “tulipanes hortícolas” fruto de hibridaciones, entre los cuales se encuentran los “tempranos” de floración sobre mediados de marzo a mediados de abril, los “semitempranos” de floración desde mediados de abril a mediados de mayo, y los “tardíos” con floración en mayo.

Sus flores son el principal valor ornamental del tulipán, generalmente son solitarias, orientadas hacia arriba, más o menos acampanadas, pudiendo tener tépalos dobles o simples, dispuestos en forma de cáliz y generalmente en número de seis, con una amplia gama de coloridos.

El tulipán posee como característica dos fases durante su desarrollo. La primera se llama fase vegetativa y consiste en el crecimiento de los bulbos hasta llegar al tamaño adecuado para florecer. Y la fase es la reproductiva que comprende la inducción floral, diferenciación de las partes florales, alargamiento del tallo floral y floración.

El catálogo de flores de tulipán es amplísimo. Podemos comprar flores directamente en floristerías y tiendas especializadas, pero también podemos comprar sus bulbos para plantarlos en maceta o en jardín directamente.

Los bulbos de tulipán se comercializan en diferentes calibres, en cajas, a granel y en bolsas.

En cuanto al calibre de los bulbos entre más gruesos mejor calidad de flores. Si se presentan en cajas pueden llevar unas 50 unidades. A granel cada uno elige los que desean, y en bolsas se suelen presentar con dos o más bulbos.

Entre los tipos comerciales encontramos Crispa, Darwin, Doble, Flor de Lys, Fosteriana, Greigii, Kaufmanniana, Papagayo y Rembrand son sus especies y dentro de ellas variedades en todos los colores.

Si queremos plantarlos para recolectar sus flores al aire libre, la plantación se puede realizar entre los meses de octubre a noviembre en el hemisferio norte. Es preferible hacerlo sobre suelos arenosos con un marco de plantación de 20 x 5 centímetros, o en filas paralelas de 5 x 5 centímetros.

Tetranychus urticae, la Araña roja

Tetranychus urticae es una plaga conocida popularmente como la Araña roja. Es la plaga más común dentro del grupo de los ácaros si bien, en muchas ocasiones comparte o no protagonismo con otras especies como Tetranychus turkestani y Tetranychus ludeni.

El Tulipán en el jardín

El tulipán en el jardín se comporta como una bella planta bulbosa de flor que nos anuncia la llegada de la primavera. Plantadas en grupos, crean extraordinarias manchas de flor y dada la amplia gama de variedades existente, las opciones de colorido son muchísimas.

El trasplante de los Ficus

El trasplante de los Ficus debe realizarse a una maceta mayor para adecuar la parte radicular a la parte de su follaje. El trabajo de transplante puede realizarse desde cada año a cada dos o tres años, según el vigor de la planta y tipo de ésta.

Para el trasplante de los Ficus, el recipiente elegido debe ser sólo un poco superior al que ya posee. Como referencia podemos tomar que la maceta actual quepa en el interior de la nueva, sobrando entre dos y cuatro dedos alrededor entre las dos macetas.

Así conseguiremos que las raíces nuevas aprovechen al máximo el nuevo sustrato durante el tiempo que va a permanecer en esta nueva maceta.

Las fechas más indicadas para el trasplante de los Ficus es durante la primavera y verano, cuando la planta está en un ambiente de buena temperatura. En cuanto el sustrato ideal, este se puede encontrar en los centros especializados, funcionando perfectamente un “sustrato universal” o “sustrato especial plantas de interior”.

Tras adquirir un ejemplar de Ficus Benjamina, Ficus robusta, etc. en nuestra tienda especializada, lo primero que hacemos es ubicarlo en el lugar donde teníamos previsto disfrutar de su elegancia ornamental. A partir de ese mismo instante, este ficus pasa a formar parte del hogar y como ser vivo que es… de nosotros mismos al igual que sucede con un animal de compañía.

Lo normal es que el Ficus pueda permanecer en su maceta durante varios meses sin necesidad de un cambio urgente, ya que éste se comercializa en el momento ideal para ser disfrutado sin necesidad de precauciones especiales salvo los riegos y abonados oportunos. Pero por su vigorosa naturaleza, a los pocos meses quizá nos ‘pida’ un cambio de maceta donde pueda continuar creciendo. Debemos saber que tanto sus raíces como su parte foliar, deben ir desarrollándose de manera proporcionada.

A partir de aquí existen principalmente dos opciones sobre el trasplante de los Ficus. La primera trasplantarlo al jardín de la casa (plantarlo al exterior) y la segunda pasarlo otra maceta mayor con el fin de que tenga más sustrato donde desarrollar sus raíces. También se puede dar el caso de que queramos transplantarlo simplemente a otra maceta más decorativa. Para cada uno de estos casos y sus posibles variantes, pasamos a describir las distintas metodologías a seguir.

Trasplante a una maceta mayor

Es mejor proceder al transplante de maceta al comienzo de la primavera. Por lo general, durante el invierno, el Ficus suele mantenerse en reposo vegetativo y agradecerá tierra nueva a principios de primavera, cuando comience a echar nuevas hojas y por lo tanto a emitir nuevas raíces para alimentarse bien. Por lo tanto, los meses de marzo y abril pueden considerarse los mejores para el trasplante de los Ficus.

También puede realizarse en plena primavera o incluso a lo largo de todo el verano. Sin embargo es contraproducente realizarlo a final del otoño y menos aún en pleno invierno ya que la planta baja su actividad vegetativa al máximo y cuanto menos ‘los molestemos’ mejor.

La metodología de transplante es la siguiente: como norma, la nueva maceta no debe ser excesivamente mayor que la que tiene. Esta nueva maceta debe poseer los agujeros de drenaje descubiertos, salvo en el caso de que se trate de una hidrojardinera, que en cuyo caso, este aspecto carece de sentido.

Primero cogemos la nueva maceta y le introducimos una pequeña capa del nuevo sustrato. Esta capa debe tener un espesor que al colocar el Ficus dentro, el nuevo nivel de la superficie del sustrato en la nueva maceta, debe ser igual al que tenía en la anterior. El Ficus no debe estar más enterrado que antes y en caso de estarlo, no más de dos o tres centímetros.

Puesta la base del nuevo sustrato, colocamos el Ficus en el medio sin su maceta que se ha de retirar con cuidado para no dañar las raíces. Centrado el cepellón en la nueva maceta, incorporamos el sustrato por los lados de forma uniforme, ayudándonos con las manos si es necesario para que este penetre entre las paredes del cepellón y la de la nueva maceta. Debemos evitar en lo posible forzar la entrada de sustrato ya que este debe quedar más bien esponjoso para que las raíces encuentren humedad y también aire.

Tras el transplante, procederemos al riego para que todo el sustrato se humedezca por igual. Como el nuevo ya va enriquecido con fertilizantes, no debemos comenzar los abonados hasta pasados por lo menos 30 días.

Si después de varios riegos apreciamos que el nivel del nuevo sustrato ha bajado ligeramente, podemos añadir un poco más del mismo.

Trasplante de los Ficus a una maceta más decorativa

Si el Ficus no necesita otra maceta mayor, sino que lo único que buscamos es cambiársela sólo por un motivo estético, podemos elegir la nueva maceta deseada pero de un tamaño ligeramente mayor al que posee, para introducir simplemente la que lleva, en el interior de esta nueva.

Debe ser ligeramente mayor para evitar por una parte que la planta quede suelta en el interior de la nueva maceta, y por otra que el Ficus no quede excesivamente introducido en la nueva maceta y favorecer así la aireación a nivel de tierra y evitar posibles caídas de hojas locales por causa de una falta de ventilación.

La nueva maceta debe tener agujeros de drenaje para evitar que la acumulación de agua tras los riegos provoque una pudrición de las raíces. Si no los tuviese, debemos eliminar el exceso de agua acumulada en la base cuando esta se produzca, simplemente vaciándola pasados unos minutos después de cada riego.

Si lo que deseamos es cambiar a una maceta sin conservar la que el Ficus posee, en este caso deberemos adquirir la nueva maceta o jardinera de un tamaño algo mayor. El mínimo recomendable es el que colocando la antigua en el interior de la nueva, queden de tres a cinco centímetros de holgura entre ambas.

En este caso, deberemos adquirir un sustrato especial para plantas de interior que se comercializa normalmente en los centros especializados. Como necesitamos poco sustrato ya que no hay mucho espacio entre el volumen de cepellón del Ficus y el volumen de la nueva maceta, podemos recurrir a la compra de envases de sustratos pequeños o medios.

En cuanto a la metodología a seguir es la misma que en el caso del trasplante normal. Eso sí, es importante asegurarse de que la nueva maceta posea los pertinentes orificios de drenaje en el caso de no tratarse de una hidrojardinera.

Trasplante del Ficus al jardín

Como ya hemos comentado en otras ocasiones, tanto el Ficus benjamina como el Ficus robusta, pueden crecer perfectamente al exterior, siempre y cuando las condiciones climáticas donde se encuentre sean benignas.

Nos referimos principalmente a un clima que goce de inviernos suaves en el que las temperaturas, sobre todo las nocturnas, no se establezcan por debajo de los 2 ó 3 grados centígrados.

Cuando queramos disfrutar de un Ficus al exterior, dispondremos siempre de dos opciones, tenerlo enmacetado en un lugar apropiado en la terraza o jardín, o plantarlo en el suelo, con lo que se comportará como un árbol tal y como lo solemos entender.

En el primer caso, la metodología a seguir es la misma que la empleada en el caso del transplante a una maceta mayor. La diferencia en este caso es que la maceta a utilizar en el transplante corresponde por lo general a tamaños mayores de los habituales.

En el caso de que la exposición sea a pleno sol, son recomendables los macetones de barro o de plásticos de buena capa y preparados tanto para soportar el desgaste del sol, como para proteger a las raíces del calor excesivo que produce el sol al incidir de forma fuerte y prolongada sobre las paredes de dichos recipientes.

El motivo para elegir un tamaño mayor, corresponde a obtener una mejor estabilidad como respuesta a posibles vientos y a proporcionarle al Ficus una mayor cantidad de sustrato para que disponga de más reserva de agua y volumen donde desarrollar su sistema de raíces.

En cuanto al segundo caso, la metodología a utilizar es muy distinta. Lo primero será elegir el lugar en el jardín donde deseemos que esté. En este caso tendremos en cuenta que el Ficus se desarrollará en el tiempo notablemente y tendremos que tener presente que exista el adecuado espacio entre este lugar de plantación y la casa, piscina, etc. Para el caso del Ficus benjamina podemos tener presente que su altura en el tiempo se estabilizará sobre los 4 ó 5 metros de altura y unos 3 ó 4 metros de diámetro.

También tenemos que tener en cuenta el que la zona sea una de las más iluminadas de forma natural y a ser posible de las más cálidas. Recordemos que son plantas que prefieren temperaturas y ambientes agradables.

En el caso del Ficus benjamina no tanto, pero en el del Ficus elastica, debemos tener la precaución de elegir lugares que lo resguarden de posibles vientos fuertes ya que sus ramas no suelen ser muy robustas (leñosas) y vientos fuertes pueden romperlas con facilidad. Más aún cuanto más grandes son, dejando a la planta en un estado ornamental nada deseable. También cabe destacar que con el tiempo, ella misma tiene la capacidad de restablecer su aspecto estético.

Elegido el lugar, realizaremos un hoyo de dimensiones algo mayores al tamaño que requeriríamos en el caso de una maceta de transplante. Si es el doble no habrá ningún problema e incluso es deseable.

A la tierra desalojada le añadiremos un porcentaje del orden del 10 al 30% de sustrato preparado comercial, este caso de «tierra de exterior», para mezclarla. El porcentaje aportado variará en función de la calidad de la tierra del jardín, siendo mayor la tierra aportada en función de la peor calidad de la tierra original.

Una vez hecho el agujero de la plantación, recomendamos llenarlo de agua para que esta humedezca la mayor zona posible alrededor del hoyo. Una vez desaparecida el agua, procedemos a la incorporación de una capa de la tierra ya mezclada en la base del agujero. Esta capa debe ser tan gruesa como para que una vez dejada la planta en su interior, el nivel de la maceta original quede a unos 3 ó 5 centímetros por debajo del nuevo nivel que va a tener.

Ya incorporada esta capa de tierra, se retirará la maceta original del Ficus y se introduce este en el interior del hoyo, procurando que quede lo más céntrica posible. A partir de aquí, se rellenará con el resto de la tierra mezclada los laterales hasta que la planta quede completamente fijada al terreno, sin apretar excesivamente la tierra de alrededor del cepellón original.

Tras la plantación y nivelado con la mezcla de tierra el nivel que ahora posee el terreno, se puede pasar a realizar un pequeño montículo de tierra alrededor de la base de la planta para favorecer que el agua de riego que echemos se concentre en esta zona. Así realizaremos un par de riegos consecutivos tras la plantación y a partir de aquí tantos como las otras plantas del jardín lo necesiten.

En cuanto a las fechas de plantación, estas también guardan relación con los casos anteriores; desde finales de invierno como muy pronto hasta principios de otoño como muy tarde. Es importante saber que estos Ficus pueden tardar un año en trasmitir su verdadero vigor. Es muy normal que el primer año no crezcan mucho, y en cambio, a partir del segundo, muestran un crecimiento y vigor que nos hará sentirnos satisfechos de nuestro trabajo.

También es importante saber que el vigor y por lo tanto crecimiento del Ficus, siempre puede ser controlado mediante podas de formación que son tratadas en otro capítulo específico.

Plagas y enfermedades del tulipán

Las plagas y enfermedades del tulipán sólo las podemos encontrar cuando las cultivamos en maceta o en el jardín y prácticamente nunca cuando disfrutamos de esta flor en jarrón. Podemos decir que el Tulipán es una planta con pocos problemas.

Aun así, en el jardín las plagas del tulipán que podemos encontrar se centran principalmente en pulgones y babosas y caracoles básicamente.

Los pulgones (Dysaphis tulipae, Myzus persicae, Aphis fabae…) aparecen en las plantas durante su vegetación dañando el brote de la planta y deformándolo. Podemos controlarlos mediante tratamientos con insecticidas sistémicos para poder llegar a ellos sin la necesidad de impregnarlos con el producto directamente.

Los caracoles y babosas son fáciles de detectar ya que además de sus mordeduras suelen dejar un rastro de sus babas fácilmente visible. Su tratamiento es mediante granulado en cebo especialmente fabricados para esta plaga.

Respecto a las enfermedades del tulipán, se pueden destacar dos, el fuego del tulipán y la fusariosis.

El fuego del tulipán (Botrytis tulipae) es una enfermedad muy frecuente y ataca a todos los órganos de la planta. Su desarrollo se ve favorecido por humedades relativas altas. Su control puede realizarse mediante tratamientos con materias activas a base de Captan o Diclofluanida.

Y la fusariosis (Fusarium oxysporum) también es una enfermedad bastante frecuente y la infección se produce con más frecuencia a finales del período vegetativo. Los síntomas se manifiestan en los bulbos como una podredumbre seca en la base o del corazón. Se puede controlar mediante tratamientos con materias activas a base de Benomilo, Procloraz, etc. a las dosis recomendadas por el fabricante.

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El tulipán

El tulipán es una planta que emite una bella flor. Como planta se utiliza tanto como flor cortada, como planta en maceta e incluso como planta de jardín naturalizada.

Parque Natural de Peñalara

El Parque Natural de Peñalara está situado en el término municipal de Rascafría y ocupa las cotas más elevadas de la Sierra de Guadarrama. La altitud del Parque se sitúa entre 1.640 y 2.428 metros sobre el nivel del mar.

La cumbre, circo y lagunas de Peñalara fueron declarados Parque Natural con la Ley 6/1990 de la Comunidad de Madrid, que además reconocía sus valores naturales únicos en la Sierra de Guadarrama.

En el Macizo de Peñalara nos encontramos con una serie de humedales, de origen ligado a la actividad glaciar de los últimos hielos, de gran interés y valor ecológico. Destaca la Laguna Grande de Peñalara ubicada a 2.019 m de altitud en el circo del mismo nombre, la Laguna de Claveles y la Laguna de Los Pájaros, además de otros Humedales repartidos por toda la extensión del Parque Natural de Peñalara, generalmente charcas de pequeño tamaño y prados encharcadizos o higroturbosos, se suelen agrupar en ciertas zonas como la Laguna Chica y el Humedal del Operante.

Entre los aspectos más relevantes que caracterizan este espacio natural destaca un extraordinario conjunto geomorfológico de origen glaciar, así como sus 343 plantas vasculares y 200 especies de líquenes, de los que muchos de ellos son considerados raros, endémicos o amenazados.

Parque Natural de Peñalara en primavera

En el Parque Natural de Peñalara y su entorno pueden reconocerse distintas unidades de vegetación que se suceden en el intervalo altitudinal del valle conforme varían las condiciones ambientales, principalmente la temperatura y las precipitaciones. Estas grandes unidades de vegetación se corresponden con las comunidades características de la Sierra de Guadarrama, dentro de la unidad biogeográfica que forma el Sistema Central.

La vegetación del valle de El Paular está constituida por melojares (robledales de Quercus pyrenaica), pinares de pino albar (Pinus sylvestris), piornales de piorno serrano (Cytisus oromediterraneus), enebrales de enebro rastrero (Juniperus communis subsp. alpina) y en las zonas más elevadas pastizales vivaces dominados por la graminea Festuca curvifolia (Joragales).

Además, en el Parque Natural de Peñalara y su entorno se pueden observar otras comunidades vegetales condicionadas por las características del suelo donde se asientan. Entre ellas podemos destacar las fresnedas (Fraxinus angustifolia), que se desarrollan en las zonas de fondo deL valle, las saucedas de sauce negro (Salix atrocinerea) que ocupan las riberas de los arroyos, y las saucedas salvifolias (varias especies de sauces) que crecen en el margen del río Lozoya.

Parque Natural de Peñalara

En cuanto a su fauna, el Parque Natural de Peñalara es una de las áreas de montaña europeas con mayor biodiversidad de anfibios. En el Parque viven 10 especies de anfibios, de las cuales 7 están incluidas en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas. Las poblaciones de corzo (Capreolus capreolus) del Valle de El Paular y en general las de toda la Sierra de Guadarrama, se han mostrado como una de las más singulares de la Península Ibérica. Diversas poblaciones de reptiles y mariposas y la importante colonia de Buitre Negro, pasando por diversos mamíferos e innumerables invertebrados, completan las muchas especies de fauna que se pueden encontrar en este espacio protegido y su entorno.

El macizo de Peñalara es un lugar emblemático en la historia del montañismo, donde se han formado gran parte de los mejores alpinistas y escaladores del centro peninsular. Sus roquedos albergan unos 150 itinerarios o vías de escalada, además de numerosas canales y cascadas de hielo para la práctica del alpinismo invernal.

En un contexto más amplio, el Valle de el El Paular cuenta con un excelente patrimonio historico-artístico, en el que destaca el conjunto arquitectónico del Monasterio de El Paular.

Plantación debajo de los árboles

En ocasiones tenemos dudas sobre qué plantas podemos poner debajo de los árboles. La respuesta es complicada ya que dependerá de multitud de factores, entre ellos las características del árbol en concreto, tipo de suelo, climatología, etc.

Pero como consejo general, a la hora de abordar una plantación debajo de los árboles debemos de tener en cuenta los siguientes aspectos:

Los árboles tienden a extender sus raíces por toda la zona que ocupa su copa, normalmente concentradas en una profundidad que oscila entre los 10 y 40 centímetros. Por ello la esquilman de humedad y nutrientes, dificultando que crezcan con normalidad otras especies.

A ello hay que sumar la sombra que emiten, más los restos de sus hojas que caen alterando las condiciones de cultivo. Con respecto a la sombra, de entrada evitaremos plantar especies que requieran una gran luminosidad como las Margaritas, el Hibiscus rosasinensis, etc.

Por otro lado, lo intentaremos con aquellas que necesiten la misma cantidad de agua que el árbol, porque si las regamos demasiado, un árbol que no precise grandes cantidades de agua podría resentirse.

Salvo especies de árboles como el Eucaliptus, Pinos, Tilo, Aligustre, Laurel… que complican notablemente la vida de otras especies bajo sus copas, tenemos bastantes opciones.

Un ejemplo de ellas son plantas tapizantes como las Hiedras, plantas cubre suelos como Polygonum capitatum, los recurridos Helechos, el Galanthus nivalis, la Vinca minor, el Cissus, las Clivias, el Esparragus plumoso, etc.

Para mejorar el éxito de la plantación debajo de árboles debemos optimizar el terreno aportando una buena cantidad de sustrato de plantación. Lo extenderemos sobre la zona a trabajar y la removeremos hasta obtener un suelo bien mullido.

Después procederemos a la plantación de las especies elegidas. En este caso, si elegimos plantas que requieren un pH ácido, debemos de aportar un extra de sustrato para plantas acidófilas en aquellos puntos de plantación para mejorar su desarrollo radicular.

Desde un punto de vista ornamental, plantaremos las especies de porte más alto en las zonas más cercanas al tronco del árbol, colocando las más bajas o rastreras conforme nos alejamos del mismo.

Tras la plantación, las regaremos abundantemente y procuraremos cuidar el riego en lo sucesivo ya que la humedad por capilaridad, será recogida por las raíces del árbol y no les llegará en la cantidad suficiente.

Por último, podemos aportarle una capa de corteza de pino u otro tipo de mulching para mejorar la retención de agua y evitar en gran medida la salida de malas hierbas.

Y recordemos que si el árbol es de hoja caduca, cuando llegan los fríos y su caída, debemos limpiar el suelo de sus hojas ya que con la humedad pueden crear focos de enfermedad a las plantas que se encuentran bajo él.

Musgo japonés o Cladophora aegagropila

Su nombre científico es Cladophora aegagropila y pertenece a la familia de las Cladophoráceas. Popularmente también se le conoce con nombres como Bola cladophora, Bola, Musgo japonés en bola o «Marimo» y en inglés Marimo ball. Es una planta que crece en grupos y que normalmente está sumergida.

El Musgo japonés o Cladophora aegagropila se reproduce industrialmente en cautividad para su uso en la acuariofilia. Descubierta en Austria en 1824, se le puede encontrar en numerosos países como Japón, Gran Bretaña y norte de Europa.

Actualmente este musgo se encuentra protegido en algunos países, como por ejemplo Japón (declarada esta planta tesoro natural en 1921) e Islandia, por haber estado en peligro de extinción. Sin embargo, su mantenimiento en acuario es realmente fácil.

Como curiosidad, en el Lago Akan en Japón estas plantas emergen durante el día y se sumergen durante la noche, como consecuencia del oxígeno que producen, que las hacen más ligeras que el agua por lo que llegan a la superficie.

Se trata de un musgo que en contacto total con el agua forma una bola esférica y muy densa que puede llegar a medir hasta 30 centímetros de diámetro, quedando huecas las de mayor diámetro. Esta característica le permite desplazarse «rodando» por el fondo o bien flotar en la superficie. En los acuarios y estanques, para evitarlo, podemos asegurarla a una roca, tronco u otras plantas acuáticas con hilos o gomas de plástico.

El Musgo japonés o Cladophora aegagropila necesita una iluminación de tipo media a alta para su crecimiento. Este aspecto es interesante en acuarios, en los que si deseamos que lo haga deberemos instalar una buena iluminación.

Aunque considerada una planta acuática, no es necesario proporcionarle ningún sustrato puesto que no se asienta sobre él de forma permanente.

También como curiosidad, el Musgo japonés o Cladophora aegagropila ayuda a eliminar las algas del acuario, ya que se alimenta de los nutrientes que requieren estas últimas para sobrevivir. Al final, es la única alga que se mantiene en el acuario como planta. Y se puede mantener con peces e invertebrados, ya que la respetan y no la toman como alimento.

El Musgo japonés o Cladophora aegagropila se multiplica fácilmente. Una forma es dividirla y obtendremos nuevos ejemplares en poco tiempo. Y otra frotándola sobre superficies ásperas como troncos, piedras… ya que los trocitos desprendidos darán lugar a nuevas plantas.

La calidad de agua preferida es de pH neutro a ligeramente alcalino (6,8 a 7,5) y la temperatura de esta entre los 20 a 28ºC.

Trasplante de Bonsáis en verano

Los Bonsáis son plantas de gran porte, arbustos y árboles principalmente, que mediante determinadas técnicas culturales como son las podas y los pinzados se consigue que su parte aérea sea reducida y compacta.

En cuanto a su sistema radicular, también se trabaja prácticamente cada año, dejando las raíces más gruesas como medio de anclaje y sujeción de la planta… y estimulando la emisión de raíces pequeñas que son en realidad las responsables de la captación de agua y nutrientes del suelo.

Es fundamental que esta capa de finas raíces esté sana y se renueve con cierta periodicidad ya que en el tiempo, estas pierden su función activa en la nutrición para pasar a formar parte de fijación física de la planta.

Cómo árboles o arbustos que son en su mayoría los bonsáis, debemos tener la precaución de elegir correctamente el momento adecuado para su trasplante. Este trasplante no tiene que ser necesariamente a una tarrina mayor, casi siempre es sobre una igual o similar a la que tiene en esos momentos ya que el objetivo de esta técnica es la renovación de sus sistema radicular.

En esta ocasión hablaremos del trasplante de bonsáis en verano. Como término genérico, hacemos hincapié en aspectos generales ya que cada especie tiene sus particularidades.

El trasplante de bonsáis en verano está indicado para las especies tropicales y subtropicales puesto que necesitan más temperatura para crecer. Un ejemplo de ellas son los Ficus, el Aligustre, la Carmona… la mayoría de las especies son árboles de hoja perenne.

Para el trasplante, dejaremos primero que los bonsáis desarrollen un poco más su sistema foliar, que se espiguen ligeramente. Con ello conseguiremos que se robustezcan notablemente.

Durante el trasplante recortaremos el perímetro de sus raíces. Aquí no hay una medida estándar (un 20, 30% por ejemplo), sino que cada planta, incluso siendo de la misma especie, tiene su particularidad.

Salvo que queramos aprovechar la ocasión para trabajar la estética de su tronco y raíces principales, recortaremos todo el perímetro del cepellón unos centímetros. Aprovecharemos para limpiar la parte superior del cepellón si vemos que tiene acumulada muchas sales por malos riegos.

Una vez podadas sus raíces, procederemos a podar también sus ramas, eliminar gran parte de sus hojas e incluso, eliminarlas por completo.

Con ello, conseguiremos varias cosas. Una es restablecer el equilibrio entre la parte aérea y radicular, evitando desequilibrios producidos por deshidratación ya que la planta traspiraría más que humedad puede recuperar del suelo. Otra es sanear la parte aérea eliminando hojas y ramas mal orientadas y dañadas. Y otra es conseguir que las nuevas hojas crezcan con un tamaño más reducido y así más proporcionado al aspecto total del bonsái.

Según las características del bonsái, pondremos en el interior de la tarrina una fina capa de drenaje, unas rejillas sobre los agujeros de la misma para evitar la salida del sustrato… y procederemos al trasplante propiamente dicho. Para ello utilizaremos un sustrato especial para Bonsáis.

Pondremos una fina capa en la base, rellenaremos el perímetro y parte superior si hemos rebajado el cepellón por esta zona.

Durante los primeros días o semanas, evitaremos exponer nuestro Bonsái a temperaturas extremas y sol directo, cuidaremos el riego para que no le falte humedad… y con estos cuidados lo veremos brotar con mucho más vigor que lo hacía anteriormente.

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