Viendo las plantas de jara por nuestro entrono podemos darnos cuenta de que las hay de diferentes alturas, frondosidad y colores de sus flores. Por lo tanto estamos ante diversas especies de esta bella planta de la flora silvestre de clima mediterráneo.
Cuando se habla de forma genérica de las Jaras, casi siempre se hace aludiendo al género Cistus, aunque también se engloban a las del género Halimium.
Todas ellas, en especial las del género Cistus, forman parte importantísima de los matorrales mediterráneos. Algunas de estas especies son pioneras en la recuperación de suelos degradados, especialmente tras los incendios forestales. De hecho su expansión se ve favorecida por ellos; son especies pirófitas cuyas semillas se abren y germinan antes ayudadas por el fuego.
Son plantas perennifolias, arbustivas, leñosas, que forman parte del sotobosque mediterráneo, formando en su conjunto un matorral espeso. Prefieren los suelos más bien ácidos (graníticos, pizarrosos) vegetando mal en los calizos.
Las flores de las Jaras son regulares, hermafroditas y con cinco grandes pétalos a menudo arrugados que caen fácilmente de la flor. Es una flor melífera ya que atrae a numerosos insectos dado que sus numerosos estambres producen una gran cantidad de polen. La popular miel de jara es un claro ejemplo de ello. Las flores de Jaras, dependiendo de la especie, son de colores blancos, rosas y rojizos… y la vez que en diferente tonos.
Una vez fecundadas sus flores, produce frutos son cápsulas formadas por 5 ó 10 hojas carpelares, que se abren a la madurez en 5 ó 10 cavidades con numerosas semillas.
Su madera es dura. De hecho, la madera de la especie Cistus ladanifer, se usa en la fabricación de pequeñas herramientas o piezas que vayan a sufrir gran rozamiento.
Las Jaras sirven de escondite para muchos animales que habitan en su entorno, enriqueciendo así el ecosistema.
A mediados de primavera, sobre el mes de mayo en el hemisferio norte, se produce la floración de las jaras, también llamadas estepa y que pertenece al Cistus. Las diferentes plantas de jara corresponden a especies tan variadas como Cistus albanicus, Cistus albidus, Cistus chinamadensis, Cistus clusii, Cistus creticus, Cistus crispus, Cistus heterophyllus, Cistus incanus, Cistus ladanifer, Cistus laurifolius, Cistus libanotis, Cistus monspeliensis, Cistus munbyi, Cistus osbeckiifolius, Cistus parviflorus, Cistus populifolius, Cistus psilosepalus, Cistus salviifolius, Cistus symphytifolius, Cistus varius… que si bien no todas ellas comparten el mismo hábitat simultáneamente, sí las podemos encontrar a lo largo de una amplia geografía.
Las plantas de jara son muy rústicas. De hecho, algunas son especies pioneras en la recuperación de suelos degradados, especialmente tras los incendios forestales. Su expansión se ve favorecida por ellos; son especies pirófitas cuyas semillas se abren y germinan antes ayudadas por el fuego.
Estas plantas crecen normalmente en forma de matorral. Son perennifolias, arbustivas, leñosas, que forman parte del sotobosque mediterráneo.
A continuación describimos brevemente algunas de las especies más populares.
Una de ellas es la jara pringosa (Cistus ladanifer). Sus flores son grandes (hasta diez centímetros), blancas y con una mancha púrpura en la base de cada pétalo. Prefiere los terrenos silíceos, pedregosos y con poco arbolado. Estas segregan una sustancia pringosa, el láudano, con propiedades medicinales y de uso en perfumería. Es la especie más frecuente en la región mediterránea occidental, donde su área coincide en líneas generales con la de la encina.
El Cistus monspeliensis, jaguarzo o estepa negra como se le conoce popularmente, limita su desarrollo a las zonas bajas y cálidas de la región mediterránea, llegando hasta Montpellier, en el sur de Francia, de ahí su nombre. Es una planta que no aguanta las heladas.
Cistus salviifolius, también llamado jaguarzo morisco, es de las más frecuentes en los matorrales mediterráneos, aunque rara vez se hace dominante. Es muy semejante en aspecto a la salvia. Es una especie usada como astringentes en Marruecos y en Grecia como sucedáneo del té.
El Cistus laurifolius o estepa de montaña, es un arbusto más pequeño que el Cistus salviifolius. En cambio, sus hojas son más anchas y onduladas (como las del laurel) y menos pringosas y olorosas. Sus flores tienen en sus pétalos blancos una mancha amarilla.
Cistus albidus o jara blanca. Puede alcanzar con facilidad el metro de altura aunque no es una planta muy ramificada. Sus hojas son de color blanquecino. Contrariamente a lo que indica su nombre, ésta es una de las pocas especies de jaras que no tienen flores blancas, sino rosadas. Esta es una de las especies que se usa con más frecuencia en jardinería.
El Cistus populifolius, conocido como jara cervuna o jara macho, crece hasta un tamaño similar al Cistus laurifolius. Prefiere los lugares más umbríos y más frescos. Sus flores son blancas y muy vistosas por lo que, a veces se cultiva esta planta como ornamental.