La glicinia (Wisteria sinensis), conocida vulgarmente como flor de la pluma, es una de las plantas trepadoras de floración más abundantes y bellas.
Con un crecimiento muy similar al desarrollado por la parra, permite utilizarla en pórticos, cenadores y demás estructuras elevadas, creando sombras agradables durante el verano y llenando grandes espacios de flor con sus abundantes racimos.
Wisteria sinensis
Su nombre científico es Wisteria sinensis y pertenece a la familia Fabaceae (fabáceas) o Leguminosae (leguminosas). Su nombre más popular es el de glicinia, además del antes mencionado flor de la pluma.
Originaria de China y Japón, la Wisteria sinensis es un arbusto caducifolio trepador y robusto cuyas ramas pueden alcanzar hasta los 15 metros. También es una planta de rápido crecimiento y muy longeva, pudiendo llegar a vivir más de 100 años.
Cuando procede de semilla, su raíz es normalmente pivotante. Y fasciculada cuando es reproducida por esqueje. Su sistema radicular es a menudo profundo, llegando a presentar nódulos radiculares como consecuencia de su simbiosis con bacterias del género Rhizobium spp que asimilan, como en el caso de muchas otras leguminosas, el nitrógeno atmosférico.
Sus tallos llegan a formar una estructura leñosa de mucho vigor que tarda unos tres años en consolidarse. Como avanzamos alcanzan fácilmente los 15 metros de longitud, si bien, en sus hábitats naturales de China (provincias de Guangxi, Guizhou, Hebei, Henan, Hubei, Shaanxi y Yunnan) pueden alcanzar los 30 metros creciendo alrededor de los árboles, a los cuales abraza enrollándose en el sentido de las agujas del reloj.
Sus hojas son caducas y de forma pinnada de color verde brillante. Están compuestas por 7 a 13 folíolos ovales de unos 2 a 6 centímetros, con pelos sedosos cuando son jóvenes, y luego glabros. En su conjunto crean un follaje denso.
Sus flores son olorosas, de color violeta/malva, rosa o blanco, de 2,5 centímetros que crecen agrupadas en grandes racimos colgantes de entre 15 a 20 centímetros de largo. Son muy vistosos. Florece de mediados a finales de primavera repitiendo a veces en otoño.
Una vez fecundadas, sus frutos son legumbres achatadas de color pardo, aterciopeladas en forma de vainas alargadas de unos 5 a 10 centímetros de largo. Estas vainas alcanzan su madurez en verano, rompiéndose y liberando las semillas que contienen en su interior. Estas vainas pueden quedar cogidas a las ramas durante gran parte del invierno. Sus semillas son discoidales de un tamaño alrededor del centímetro.
Flores de Wisteria sinensis
Las flores de la glicina son muy atractivas, olorosas y dependiendo de la variedad pueden ser de color violeta/malva, rosa o blanco.
Crecen en inflorescencia, agrupadas en grandes racimos colgantes de entre 15 a 20 centímetros de largo, creando racimos parecidos a los de la vid.
Cada una de sus florecillas mide unos dos centímetros y medio. Como planta leguminosa, su estructura es muy similar al resto de especies.
Son muy vistosas y aparecen sobre finales de primavera en el hemisferio norte, pudiendo repetir una segunda floración en otoño.
Cuidados de la glicinia
La glicinia (Wisteria sinensis) es una planta muy decorativa e indicada para cubrir paredes sobre soportes en espaldera, pérgolas, enrejados, vallas, arcos, cenadores y demás estructuras que permita que sus ramas puedan sujetarse o descansar sobre ellas.
Últimamente también se cultivan en macetas o jardineras para venderse en formatos relativamente pequeños, permitiendo que se disfrute en lugares no tan propios de ella, gracias a su movilidad.
En todos los casos, los cuidados de la glicinia son los clásicos para una trepadora de exterior. A continuación, repasamos algunos de ellos.
Lo primero es localizar su lugar de plantación. Es una planta que se desarrolla bien tanto a pleno sol como a semisombra siempre que esta no sea excesiva. Por lo tanto, evitaremos las sombras prolongadas o durante demasiadas horas al día. Lo recomendable es que disponga como mínimo de cinco horas de sol directo al día.
Es una planta que resiste moderadamente bien las heladas.
Antes de su plantación en el jardín, aunque es una planta que se adapta bien a diferentes tipos de suelo, nos aseguraremos de que el terreno sea preferentemente arcilloso y fértil, que permita una buena de retención de humedad sin llegar al encharcamiento. Le convienen los suelos profundos porque posee un buen sistema radicular.
Saber que los suelos muy calcáreos le provocan deficiencia y por lo tanto carencia de hierro. Si así lo es, o bien acidificamos el terreno antes de su plantación aportando turba rubia sin corregir su pH (esta tiene un pH muy bajo) o añadiendo sulfato de hierro, nitrosulfato amónico, nitrato amónico o fosfato monoamónico, fertilizantes que poseen una acción acidificante sobre el sustrato.
Si la planta ya está bien arraigada en el terreno y presenta clorosis férrica, esta se puede corregir aplicando en riego o por vía foliar quelato de hierro a las dosis y frecuencia recomendada por el fabricante.
Los riegos deben realizarse de forma regular, aunque con más frecuencia cuando la planta es joven.
El abonado puede incorporarse en el agua de riego, además de añadir todos los años, un fertilizante orgánico para que crezca adecuadamente. En cuanto al tipo de abonado, este puede ser similar al utilizado en los rosales, sobre todo para potenciar en época de floración.
Recordemos que el exceso de abonados nitrogenados favorece la producción foliar y reduce notablemente su floración.
Poda de la glicinia (Wisteria chinensis)
La poda de la glicinia (Wisteria chinensis) es muy importante, tanto para controlar su correcto crecimiento como para propiciar la floración. Esta necesita una correcta poda para que florezca con éxito.
Para ello, durante el mes de julio, se deben cortan los tallos secundarios anuales, dejándolos en unos 15 a 20 centímetros. Seguidamente, en invierno, se deben volver a cortar dejando sólo 2 ó 3 yemas por tallo.
Si nos centramos en su momento de plantación, una vez elegido el lugar y plantada, comenzaremos con su poda de formación. Si por ejemplo se tiene previsto que cubra un cenador, una pérgola o un arco, se podará de forma que quede un único tronco junto a la columna o pilar. Dejar más es un error porque se enmarañan entre ellas.
Durante los siguientes tres a cuatro años, nos centraremos en dejar su vegetación bastante libre para ir cubriendo las zonas previstas. Su máxima floración se produce sobre el cuarto año de vida.
Una vez la planta ha alcanzado su madurez, ya podemos establecer la poda de floración tal y como hemos descrito anteriormente. Recordemos que la glicinia florece sobre los ramos crecidos el año anterior.
Curiosamente y como ocurre en algunos frutales, tienen órganos vegetativos con nombres propios que definen sus características asociadas a yemas de brotación o de floración. En este caso, la glicinia genera principalmente dos tipos de ramas: las ramas cortas llamadas brindillas coronadas, y las ramas largas.
Las primeras, las brindillas coronadas, finalizan con unas yemas de flor que dará lugar a una inflorescencia. En la poda, estas las debemos respetar todas.
En cuanto a las ramas largas, suelen medir varios metros, y en ellas sólo las yemas de la base dan flores. Por ello, estas las podemos cortar a unos 40 centímetros de la base. Si se cortan más a ras del tallo, supone perder algunas flores, si bien el resto serán más grandes bellas y elegantes.
Volviendo a la poda en verano, también llamada poda en verde, consiste en ir podando las ramas más largas dejándolas con unos 30 o 50 centímetros de longitud. No hace falta hacerlo en una sola vez, es conveniente realizar podas cada tres o cuatro semanas para que la planta no se estrese.
Esta poda en verde también permite aliviar las zonas excesivamente enredadas, eliminar los ramilletes florales pasados, redirigir la brotación hacia zonas más claras, etc.
Plagas y enfermedades de la Wisteria sinensis
Las plagas y enfermedades de la glicinia (Wisteria chinensis) no suelen ser muchas. Un aspecto a tener en cuenta es que cuando se planten en suelos demasiado húmedos, estos provocarán con muchas posibilidades, enfermedades radiculares como Phytophthora, Armillaria o Fusarium, que pueden originar la muerte de la planta.
Si apreciamos manchas en las hojas de forma redondeada y de color marrón sobre las que aparecen puntos negros (picnidios), puede ser un ataque del hongo Phyllosticta spp. o Sartoria spp.
Otra enfermedad posible es el oidio (Erysiphe spp.). Este suele aparecer cuando la glicina está poco ventilada y con mucha humedad ambiental.
La roya (Puccinia spp.) se manifiesta como unas pústulas en las hojas de pocos milímetros de diámetro.
También se puede apreciar una especie de agallas en la zona del cuello de la planta. Estas las provoca la bacteria Agrobacterium tumefaciens.
Si apreciamos en sus hojas un amarilleamiento en forma de mosaico y que, además se abarquillan por los bordes, es muy probable que estemos ante un virus.
Respecto al tema de plagas, las más comunes suelen ser los pulgones, las cochinillas, las abejas cortadoras de hojas y la araña roja.
En todos los casos, los productos, ya sean fungicidas, insecticidas o acaricidas, deben ser consultados a los profesionales de los centros de jardinería, floristerías y demás centros especializados. En cada país hay legislaciones concretas que establecen qué productos y cuales no son legales su venta y aplicación.
Multiplicación de la glicinia
La multiplicación de la glicinia (Wisteria chinensis) es muy fácil cuando esta se realiza mediante la técnica de acodo.
Esqueje de glicina por acodo
Para su realización, es aconsejable realizar una pequeña zanja cerca de la planta a esquejar. En ella enterraremos un tramo de la rama con una incisión hacia abajo.
Seguidamente la cubriremos con la tierra, a ser posible mejorada con un sustrato universal, por ejemplo, y regaremos abundantemente. Para evitar que esta rama se levante, podemos clavar una horquilla que lo impida o simplemente colocar una piedra plana encima.
El momento de realizarlo es durante finales de verano y otoño. Con la llegada de la primavera, brotará una nueva planta, la cortaremos y la podremos trasplantar a otro lugar.
Esqueje de glicina
Si se opta por la multiplicación vía esqueje, lo más recomendable es realizarlos a finales de primavera o principios de verano, cuando la temperatura ya es más agradable.
Se realizan a partir de esquejes interdonales de ramas semitiernas, ni muy tiernas (las puntas) ni muy duras (ya muy lignificadas). Estos se cortan con un par de nudos y se les elimina dos tercios de cada hoja para evitar zonas de deshidratación.
Si se les añade un poco de hormonas de enraizamiento en la base del corte mucho mejor. Inmediatamente se plantarían en unas macetitas con un sustrato tipo plantas de interior, protegiéndolos bajo un mini invernadero casero que podemos fabricarlo nosotros mismos con cobertura de plástico o cristal. El motivo, evitar las corrientes de aire y conseguir que la humedad relativa sea la mayor posible.
Se regarían y cada día, sobre todo cuando veamos que la planta necesita más humedad, se pulverizarán con agua mediante un difusor.
También es importante que los esquejes gocen de una temperatura entre 22 y 28ºC para facilitar su enraizado. De igual forma, que no le llegue la luz directa para que los esquejes no se estresen.
En estas condiciones, estos pueden comenzar a enraizar a las tres semanas, momento en el que comenzaremos a ir dándoles más ventilación y disminuyendo la humedad relativa para que se aclimaten. Al mes y medio o dos meses, ya se podrán poner al exterior y poco después plantar en el lugar definitivo, cuando tengan un cepellón bien formado.