Entre los seres vivos que más tiempo llevan poblando la tierra están los árboles, ellos han sido auténticos testigos de la historia de las civilizaciones.
No sabemos muy bien qué tienen para otorgarnos esa paz especial que sentimos simplemente por el hecho de estar cerca de ellos. Es fascinante el espectáculo que nos ofrecen formando bosques, son majestuosos, coloridos, sonoros, porque también suenan sus hojas cuando son mecidas por el viento.
Reconocerlos y otorgarles el respeto que merecen es una de las razones por las que se organiza este concurso, porque estamos ante higueras sagradas, hayas centenarias, robles de leyenda, pinos aromáticos, sauces majestuosos, acacias solitarias, baobabs imponentes… todos tienen una historia que contar y todos tenemos la obligación de cuidarlos.
La Carrasca de Lecina
La ‘Carrasca milenaria de Lecina’ se ha llevado el título de Árbol del Año en España 2021 en el concurso organizado por Environmental Partnership Association. Esta carrasca se encuentra en Lecina-Barcabo, en la provincia aragonesa de Huesca.
Esta milenaria especie de Quercus ilex tiene una altura de 16,26 metros y cuenta con un perímetro de tronco de siete metros. Ha obtenido 9.929 votos y será el representante español en el concurso a nivel europeo ‘Tree of the Year 2021’. Los ciudadanos podrán votar en este certamen del 1 al 28 de febrero, a través de la web treeoftheyear.org y el día 23 de abril se revelará el ganador desde Bruselas.
La Carrasca milenaria de Lecina se ha impuesto a otros diez dignos oponentes:
- Las moreras en la Cala del Moral (Málaga) en segundo lugar, con 7.068 votos.
- El pino de La Baia en Elche (Alicante) en el tercer puesto con 4.441 votos.
- La garrofera del Bovalar de Alaquàs en Valencia, en cuarto lugar con 4.341 votos.
- La encina Milenaria Subbética en Córdoba, en quinta posición con 2.242 votos.
- El carbayón de Cornellana en Asturias, en sexta posición con 1.371 votos.
- La magnolia de Santa Rita en A Coruña, en séptima posición con 1.027 votos.
- El quejigo de Júrtiga en Granada en octava posición con 955 votos.
- El Moral de la Iglesia en Salamanca (en novena posición con 620 votos.
- El moral de Villoviado en Burgos (en décima posición con 375 votos.
- Y por último, la sobreira do Loña en Ourense en undécima posición con 240 votos.
Aragón a los que nos faltan
731 carrascas fueron plantadas el pasado junio, una para cada municipio aragonés, en un acto unitario en homenaje a las víctimas de la pandemia de la COVID-19, bajo el lema ‘Aragón a los que nos faltan’. Y es que el arraigo de los aragoneses con esta especie es tal, que es el árbol incluido en el escudo de Aragón.
Están consideradas desde antaño como árbol sagrado y los celtas les rendían culto. Por eso se ha elegido a la carrasca para rendir este tributo a las víctimas, pero también como símbolo del agradecimiento a los trabajadores sanitarios y de residencias de mayores, a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, a los servicios esenciales y a todos los que han garantizado la cadena alimentaria.
Leyenda de la Carrasca de Lecina
Cuentan que hace mucho tiempo, Lecina estaba rodeada por unos impenetrables y misteriosos bosques de encinas y robles, donde se ocultaban lobos, osos y también las brujas. Los vecinos temían a las brujas ya que les causaban crueles desgracias. Causaban la enfermedad y muerte a personas y animales, o les mandaban terribles tormentas que asolaban la localidad.
Sin embargo las carrascas del bosque estaban contentas, tal era el temor de las gentes del lugar que no se atrevían a entrar en el bosque para hacer leña. Una de las más jóvenes de las carrascas no estaba muy contenta por la mala fama que tenía el bosque y sentía pena por los habitantes del pueblo. Tan disgustada estaba que no dejaba refugiarse en sus ramas a las brujas.
Por esta actitud eran frecuentes las discusiones con los demás árboles. Las brujas, que escucharon las protestas de la joven carrasca, decidieron irse a otro bosque y para agradecer el apoyo prestado por las más viejas les concedieron todo lo que desearan.
Las más presumidas quisieron que sus ramas y hojas fuesen de oro. Otras desearon desprender uno de los más deliciosos perfumes, y el resto pidieron que sus hojas fuesen brillantes y de cristal. Sólo la pequeña carrasca quiso continuar siendo como siempre.
Las brujas les concedieron sus deseos. Al tercer día desde que las brujas abandonaron el bosque se desató una terrible tormenta de viento y nieve. Se repente las hojas de cristal cayeron al suelo hechas añicos y esos árboles terminaron muriendo.
Otro día, un pastor no pudo impedir que su rebaño se lanzara a comer las hojas aromáticas. Desde entonces, los habitantes, cortaron esas encinas para alimentar a sus ganados con las hojas. En el bosque solo quedaban, además de nuestra pequeña carrasca, los árboles convertidos en oro. Pronto fueron desmenuzados por ladrones y vecinos.
De todo ese impenetrable bosque solo quedaba nuestra pequeña carrasca, que desde entonces todos respetaron y no dejó de crecer.