Bajo el título ‘las bulbosas’ nos introdujimos en su día en este complejo mundo donde se dan cabida un amplísimo número de plantas silvestres, comestibles y ornamentales. En él, también se hacía referencia a dos clásicos grupos de bulbosas según su época recomendada de plantación en el jardín: los ‘bulbos de otoño’ y los ‘bulbos de primavera’.
En este post, trataremos los llamados ‘bulbos de otoño’. Los podemos encontrar en los centros de jardinería, floristerías, centros comerciales y tiendas especializadas especialmente entre los meses de octubre a febrero. Estas fechas pueden ampliarse según factores como son las especies, las variedades… y por supuesto la climatología de la zona a donde van a ser plantados.
Presentación de colecciones de bulbos de otoño
Su forma de presentación en estos puntos de venta son básicamente en blíster, bolsas y a granel. En los dos primeros casos son envases con un número concreto de bulbos, con una muy buena imagen para su identificación, además de determinados datos técnicos para su cultivo como son las fechas recomendadas de plantación, profundidad, época de floración, etc.
El precio es la unidad de venta del envase en cuestión y este difiere de unos a otros en base a la especie comercializada, unidades en cada envase y calibre de los mismos.
En el caso de la modalidad a granel, estos se encuentran en expositores con varios departamentos en función de las especies o variedades a comercializar. En estos espacios se encuentran los bulbos… evidentemente a granel que son vendidos por unidades, de forma que el cliente adquiere tantos como necesita sin la necesidad de tener que calcular múltiplos de un envase ya confeccionado como unidad de venta.
La modalidad de bulbos a granel es también la utilizada en el mercado profesional viverístico. En este caso se encuentran envasados en sacos, normalmente de rafia para facilitar su transpiración. Las unidades por saco varían en función de la especie y calibre, pero sus cantidades van en cientos de unidades por saco.
Por qué se les llama bulbos de otoño
Es curioso que se les llame bulbos de otoño cuando en realidad, la mayoría de ellos florecen fuera de esta estación.
Se les llama bulbos de otoño porque son los apropiados para plantarse sólo durante este período de tiempo.
Los bulbos de otoño, ofrecen una gran variedad de especies, variedades y por lo tanto colores. En su conjunto, permiten tener el jardín con sus flores durante más de medio año. Así, podemos encontrar especies como el Allium (Allium aflatunense) con multitud de variedades y con ellas colores entre los que destacan los lilas y blancos, floreciendo durante la primavera. Las Anémonas que prefieren las zonas soleadas y con floración según la época de plantación, entre principios de primavera a principios de otoño. El Eremurus (Eremurus stenophyllus) de originales espigas florales con floración desde la primavera a finales de otoño. La Fritillaria (Fritillaria imperialis) de fácil cultivo y con floración muy atractiva, realzada cuando está plantada en grupo, con floración durante la primavera. El Galanthus que destaca, además de ser muy atractivo, por permanecer año tras año en el jardín, con floración a principios de año y sin la necesidad de arrancar sus bulbos cada año, etc.
Catálogo de bulbos de otoño
A continuación mencionamos algunas de las especies, dentro del catálogo de bulbos de otoño, más populares en el comercio español, así como el período de plantación más apropiado y su época de floración natural:
- Allium (Allium aflatunense de color blanco y Allium cowanii de color púrpura). Se plantan de septiembre a febrero para su floración entre los meses de abril a mayo.
- Amarilis (Amarilis hippeastrum vittatum). Se plantan de octubre a marzo y florecen de abril a junio.
- Anémonas (género Anemone sp. con variedades como Anémona Blanda, Anémona de Caén, Anémona Sta. Brígida, etc.). Se plantan entre septiembre y noviembre para su floración entre los meses de marzo a abril.
- Azafrán (Crocus sativus). Se planta de septiembre a enero para su floración entre los meses de marzo a abril.
- Azucena (Lilium candidum). Se planta de septiembre a diciembre para su floración entre los meses de febrero a mayo.
- Brodiaea (Brodiacea laxa). Se planta de septiembre a noviembre para su floración a partir de mayo.
- Cala (Zantedeschia aethiopica). Se planta de septiembre a febrero y florece entre los meses de junio a septiembre.
- Chinodoxa (Chinodoxa forbesii). Se planta de septiembre a noviembre para su floración entre los meses de enero a marzo.
- Crocus (Crocus vernus). Se planta de septiembre a enero para su floración entre los meses de marzo a abril.
- Cyclamen (Cyclamen hederifolium). Se planta de agosto a noviembre y florece de marzo a mayo.
- Eremurus (Eremurus ruiter y Eremurus stenophyllus). Se planta de septiembre a noviembre para su floración entre los meses de mayo a agosto.
- Freesia (Freesia hybrida). Se planta de septiembre a enero para su floración entre los meses de marzo a mayo.
- Fritillaria (Fritillaria imperialis). Se planta de septiembre a enero para su floración entre los meses de abril a junio.
- Galanthus (Galanthus nivalis). Se planta de septiembre a noviembre para su floración entre los meses de enero a febrero.
- Iris (Iris hollandica). Se planta de septiembre a enero para su floración entre los meses de marzo a mayo.
- Ixias (Ixia maculata). Se planta de septiembre a enero para su floración entre los meses de febrero a mayo.
- Jacinto (Hyacinthus). Se planta de septiembre a enero para su floración entre los meses de marzo a mayo.
- Leucojum (Leucojum aestivum). Se planta de septiembre a diciembre para su floración entre los meses de abril a junio.
- Muscaris (Muscari armeniacum y Muscari azureum). Se planta de septiembre a noviembre para su floración entre los meses de febrero a mayo.
- Narciso (Narcissus sp.). Se planta de septiembre a diciembre para su floración entre los meses de abril a junio.
- Ranúnculo (Ranunculus asiaticus). Se plantan de octubre a diciembre para su floración entre los meses de marzo a abril.
- Rosa de Jericó (Anastatica hierochuntica). Aunque no es un bulbo, se suele comercializar junto a ellos y por eso los encontramos en la sección de bulbos de otoño. Esta especie simplemente hay que posarla sobre un recipiente con agua para que despliegue todo su esplendor.
- Scilla (Scilla siberica). Se planta de septiembre a noviembre para su floración entre los meses de mayo a junio.
- Tulipán (Tulipa sp.). Se planta de septiembre a enero para su floración entre los meses de marzo a mayo.
¿Cómo plantar las bulbosas de otoño?
En cuanto a cómo plantar las bulbosas de otoño, en sí es un sólo concepto aplicable a todas las bulbosas en general; respetar las especificaciones propias de cada especie.
Para obtener éxito en la plantación de cualquier planta bulbosa debemos respetar al máximo las variables de época de plantación, elección del lugar, profundidad de enterrado del bulbo, orientación del mismo, marco de plantación, adecuación previa del terreno si es necesario y cuidados tanto de riego como de fertilización, en especial hacia el medio y final de su ciclo… propias de cada especie e incluso variedad.
El cultivo de plantas bulbosas es normalmente al aire libre por lo que el control climático se escapa de nuestra posibilidad de manejo, por ello es tan importante cultivarlas en aquellos períodos en los que tanto las temperaturas como la duración de los días, sean los más apropiados para su correcto desarrollo natural.
Son cultivadas básicamente como plantas de exterior, por lo que hay que buscar la iluminación adecuada ya que no podremos reubicarlas una vez comiencen su ciclo vegetativo, como podríamos hacer si las cultivásemos en maceta. Las que requieran máxima iluminación irán a pleno sol y las que requieran menos luz podemos ubicarlas en zonas de sombra ya sea proporcionada por la casa o por vegetaciones más altas o arbolados.
Cada especie e incluso variedad, tiene un desarrollo determinado de su masa foliar, por lo tanto debemos plantarlas previniendo el espacio natural que necesitarán una vez lleguen a ser adultas.
Como norma general, la profundidad de plantación será aproximadamente el doble que el tamaño de su bulbo y siempre procurando que la yema de germinación esté orientada hacia arriba.
Casi todas las bulbosas se desarrollan a nivel radicular entre los 15 y 30 centímetros de profundidad. Por ello, la posibilidad de mejorar la tierra no es un gran problema y con ello aseguramos en gran medida su correcto desarrollo vegetativo. En primer lugar debemos remover el terreno unos 15 a 20 centímetros para airear y descompactar el terreno. También es aconsejable añadir un poco de sustrato universal para enriquecer el terreno, ya que los bulbos consumirán gran cantidad de nutrientes en su carrera hacia la floración.
Otra acción recomendable es el desinfectar el suelo con un insecticida específico para suelos, así evitaremos en lo posible la presencia de insectos provenientes de campañas anteriores.
A qué profundidad y marco de plantación se plantan las plantas bulbosas de otoño
La profundidad de plantación de los bulbos es muy importante: demasiado superficiales hará que las plantas se ladeen con facilidad, mientras que si están demasiado profundos corren el riego de pudrición. También es relevante el marco de plantación ya que al principio puede parecer que la densidad de distribución de los bulbos es la adecuada, pero a los pocos meses, tras desarrollarse su masa foliar, podemos ver que los hemos plantado demasiado juntos. A continuación y a modo de ejemplo, os ofrecemos unos datos orientativos sobre el marco y profundidad de plantación de algunas especies:
- Allium (Allium aflatunense de color blanco y Allium cowanii de color púrpura). De 20 a 30 bulbos por metro cuadrado a una profundidad de unos 10 centímetros.
- Anémonas (género Anemone sp. con variedades como Anémona Blanda, Anémona de Caén, Anémona Sta. Brígida, etc.). De 20 a 30 bulbos por metro cuadrado a una profundidad de unos 5 centímetros.
- Lirio de los valles (Convallaria majalis). De 15 a 20 bulbos por metro cuadrado a una profundidad de unos 5 centímetros.
- Crocus (Crocus vernus). De 20 a 30 bulbos por metro cuadrado a una profundidad de unos 10 centímetros.
- Eremurus (Eremurus ruiter y Eremurus stenophyllus). Unos 10 bulbos por metro cuadrado a una profundidad de unos 10 centímetros.
- Freesia (Freesia hybrida). De 15 a 20 bulbos por metro cuadrado a una profundidad de unos 5 centímetros.
- Fritillaria (Fritillaria imperialis). Unos 15 bulbos por metro cuadrado a una profundidad de unos 10 a 15 centímetros.
- Tablero de damas (Fritillaria meleagris). Unos 15 bulbos por metro cuadrado a una profundidad de unos 10 a 15 centímetros.
- Galanthus (Galanthus nivalis). De 15 a 20 bulbos por metro cuadrado a una profundidad de unos 5 a 10 centímetros.
- Jacinto (Hyacinthus orientalis). De 20 a 30 bulbos por metro cuadrado a una profundidad de unos 5 a 10 centímetros.
- Lirio (Iris hollandica). De 10 a 15 bulbos por metro cuadrado a una profundidad de unos 10 a 15 centímetros.
- Muscaris (Muscari armeniacum y Muscari azureum). De 25 a 30 bulbos por metro cuadrado a una profundidad de unos 5 centímetros.
- Narciso (Narcissus sp.). De 15 a 20 bulbos por metro cuadrado a una profundidad de unos 15 a 20 centímetros.
- Ranúnculo (Ranunculus asiaticus). Unos 15 bulbos por metro cuadrado a una profundidad de unos 5 centímetros.
- Scilla (Scilla siberica). De 15 a 20 bulbos por metro cuadrado a una profundidad de unos 10 centímetros.
- Azucena amarilla (Sternbergia lutea). Unos 20 bulbos por metro cuadrado a una profundidad de unos 10 centímetros.
- Tulipán (Tulipa sp.). De 15 a 20 bulbos por metro cuadrado a una profundidad de unos 10 a 15 centímetros.
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Cómo hacer crecer bulbos en agua
Hay algunas plantas que gracias a sus órganos de reserva nos permite ‘jugar a cultivarlos en agua’. Un ejemplo lo tenemos en plantas como el boniato Ipomoea batatas cuyo tubérculo en contacto ligero con el agua llega a emitir sus serpenteantes ramas de forma muy decorativa. Pero los bulbos también son órganos de reserva y en este contexto de bulbos de otoño, hay especies como el tulipán (Tulipa sp.) o el jacinto (Hyacinthus orientalis) que los podemos hacer crecer simplemente en contacto con el agua.
Cultivar bulbos en agua obedece a una técnica con un objetivo ornamental claro ya que la vida de este bulbo finalizará con su floración y no podremos guardar o reproducir estas plantas para el año próximo.
Como ejemplo, el método de cómo cultivar bulbos de jacinto en agua es sumamente sencillo. Partimos de un principio básico: los cultivaremos en su temporada ya que es cuando podemos comprar los bulbos de Jacinto en las mejores condiciones y además estarán ya con su tratamiento de preenframiento para que florezcan perfectamente.
Elegiremos los bulbos de mayor tamaño porque poseen mayores reservas y la planta va a vivir prácticamente de ellas. También los que se encuentren en mejor estado, forma, color,… recordemos que es una técnica de cultivo con un fin ornamental.
También conseguiremos un recipiente de cristal elegante y cuya boca permita asentar bien la base del bulbo. Podemos encontrar en tiendas especializadas ‘jarrones para flores de jacinto’, que ya tienen el diseño para sostener los bulbos sobre el agua y a la vez permiten que las raíces tengan el espacio y el agua necesarios para crecer.
Llenaremos de agua el recipiente sin que llegue a tocar la parte inferior del bulbo de jacinto. Colocaremos el bulbo sobre la parte superior del recipiente y lo colocaremos en un lugar dentro de casa bien iluminado pero sin que le dé el sol directamente. A los pocos días veremos como comienzan a crecer sus raíces y seguidamente sus hijas y flores. El agua la iremos renovando y/o rellenando según se consuma.
Una vez marchitados los bulbos de jacinto hay que deshacerse de ellos puesto que la planta ha utilizado todas sus reservas para florecer y no ha podido prepararse para la siguiente campaña.